Si tú maltratas a mis hijas o tomas otras mujeres que no sean ellas, recuerda que Dios es nuestro testigo, aunque no haya ningún otro testigo entre nosotros.
Jeremías 42:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Ellos dijeron a Jeremías: —Que el Señor tu Dios, sea un testigo fiel y verdadero contra nosotros si no actuamos conforme a todo lo que él nos ordene por medio de ti. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea entre nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente Ellos dijeron a Jeremías: —¡Que el Señor tu Dios sea fiel testigo contra nosotros si rehusamos obedecer todo lo que él nos diga que hagamos! Biblia Católica (Latinoamericana) Ellos, a su vez, dijeron a Jeremías: 'Que Yavé sea un testigo fiel y sincero, que declare contra nosotros si no hacemos exactamente todo lo que Yavé, tu Dios, nos mande a decir por medio de ti. La Biblia Textual 3a Edicion Ellos dijeron a Jeremías: ¡Sea YHVH entre nosotros por testigo fiel y verdadero! Juramos obrar conforme a todo aquello para lo cual YHVH tu Dios te envíe a nosotros. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ellos dijeron a Jeremías: 'Que Yahveh sea contra nosotros testigo verídico y fiel, si no obramos en todo de acuerdo con la orden que Yahveh, tu Dios, te transmita para nosotros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea testigo entre nosotros de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros. |
Si tú maltratas a mis hijas o tomas otras mujeres que no sean ellas, recuerda que Dios es nuestro testigo, aunque no haya ningún otro testigo entre nosotros.
Así que suplicaron a Moisés: —Háblanos tú y te escucharemos. Si Dios nos habla, seguramente moriremos.
No uses el nombre del Señor tu Dios en vano. Yo, el Señor, no tendré por inocente a quien se atreva a usar mi nombre en vano.
Ustedes cometieron un error fatal cuando me enviaron al Señor, Dios de ustedes, y me dijeron: «Ruega por nosotros al Señor nuestro Dios, y comunícanos todo lo que él te diga para que lo cumplamos».
Azarías, hijo de Osaías, Johanán, hijo de Carea, y todos los arrogantes respondieron a Jeremías: «¡Lo que dices es una mentira! El Señor, nuestro Dios, no te mandó a decirnos que no vayamos a vivir a Egipto.
Así que ni Johanán, hijo de Carea, ni los oficiales del ejército, ni nadie del pueblo obedecieron el mandato del Señor de quedarse a vivir en la tierra de Judá.
Aunque juran diciendo: “Tan cierto como que el Señor vive”, de hecho, juran con falsedad».
Escuchen, pueblos todos; presten atención la tierra y todo lo que hay en ella. Desde su santo templo el Señor, el Señor y Dios, será testigo en contra de ustedes.
Y todavía preguntan: «¿Por qué?». Pues porque el Señor actúa como testigo entre tú y la esposa de tu juventud, a la que traicionaste aunque es tu compañera, la esposa de tu pacto.
«De modo que me acercaré a ustedes para juicio. Estaré presto a testificar contra los hechiceros, los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan a sus jornaleros; contra los que oprimen a las viudas, a los huérfanos y niegan el derecho del extranjero, sin mostrarme ningún temor —dice el Señor de los Ejércitos—.
Dios, a quien sirvo de corazón predicando el evangelio de su Hijo, me es testigo de que los recuerdo a ustedes sin cesar.
también de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de la resurrección, el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados,
»Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: »Esto dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el soberano de la creación de Dios:
Los jefes de Galaad le aseguraron: —El Señor es nuestro testigo: haremos lo que tú digas.
Samuel insistió: —¡Que el Señor y su ungido sean hoy testigos de que ustedes no me han hallado culpable de nada! —¡Él es testigo! —fue la respuesta del pueblo.
«Puedes irte tranquilo —dijo Jonatán a David—, pues los dos hemos hecho un juramento eterno en nombre del Señor, pidiéndole que juzgue entre tú y yo, y entre tus descendientes y los míos». Así que David se fue y Jonatán regresó a la ciudad.