Los pastores se han vuelto necios, no buscan al Señor; por eso no han prosperado, y su rebaño anda disperso.
Jeremías 23:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 «¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mis praderas!», afirma el Señor. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente »¡Qué aflicción les espera a los líderes de mi pueblo —los pastores de mis ovejas— porque han destruido y esparcido precisamente a las ovejas que debían cuidar!», dice el Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Ay de esos pastores que pierden y dispersan las ovejas de mis praderas! La Biblia Textual 3a Edicion ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi pastizal!, dice YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan el rebaño de mi pastizal! -oráculo de Yahveh-. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi prado! dice Jehová. |
Los pastores se han vuelto necios, no buscan al Señor; por eso no han prosperado, y su rebaño anda disperso.
Muchos pastores han destruido mi viña, han pisoteado mi terreno; han hecho de mi hermosa parcela un desierto desolado.
Pero si ustedes no obedecen, lloraré en secreto por causa de su orgullo; mis ojos llorarán amargamente y se desharán en lágrimas, porque el rebaño del Señor será llevado al cautiverio.
»El pueblo de Israel se avergonzará, junto con sus reyes y sus oficiales, sacerdotes y profetas, como se avergüenza el ladrón cuando lo descubren.
Nunca preguntaron los sacerdotes: “¿Dónde está el Señor?”. Los que se ocupaban de la Ley jamás me conocieron; los pastores se rebelaron contra mí, profetizaron en nombre de Baal y se fueron tras dioses que para nada sirven.
El viento arrastrará a todos tus pastores y tus amantes irán al cautiverio. Por culpa de toda tu maldad quedarás avergonzada y humillada.
Por eso, así dice el Señor, el Dios de Israel, a los pastores que apacientan a mi pueblo: «Ustedes han dispersado a mis ovejas; las han expulsado y no se han encargado de ellas. Pues bien, yo me encargaré de castigarlos a ustedes por sus malas acciones», afirma el Señor.
»Mi pueblo ha sido como un rebaño perdido; sus pastores lo han descarriado, lo han hecho vagar por las montañas. Ha ido de colina en colina y se ha olvidado de su redil.
Así dice el Señor y Dios: “¡Ay de los profetas insensatos que, sin haber recibido ninguna visión, siguen su propio espíritu!
Por cuanto han empujado con el costado y con el hombro, y han atacado a cornadas a las más débiles, hasta dispersarlas,
Ustedes son las ovejas de mi prado y yo soy su Dios, afirma el Señor y Dios”».
Tan numeroso como el rebaño para las ofrendas en Jerusalén durante las fiestas solemnes; así se llenarán de multitudes las ciudades en ruinas. Entonces sabrán que yo soy el Señor».
«Se enciende mi ira contra los pastores; castigaré a esos líderes. Ciertamente el Señor de los Ejércitos cuida de Judá, que es su rebaño, y lo convertirá en su corcel de honor el día de la batalla.
Déjenlos; son guías ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.
Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor.
El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa.
Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso.