A mí, Señor, tú me conoces; tú me ves y has examinado mi corazón para contigo. Arrástralos, como ovejas al matadero; apártalos para el día de la matanza.
Jeremías 17:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Pero yo no me he apresurado a abandonarte y dejar de ser tu pastor; tampoco he deseado que venga el día de la calamidad. Tú bien sabes lo que he dicho, pues lo dije en tu presencia. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Mas yo no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo, ni deseé día de calamidad, tú lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fue en tu presencia. Biblia Nueva Traducción Viviente Señor, no he abandonado mi labor como pastor de tu pueblo ni he insistido que mandes desastres. Tú has oído todo lo que dije. Biblia Católica (Latinoamericana) A pesar de esto yo no te he obligado a lo peor, no he anhelado que llegue el día fatal, tú lo sabes bien; todo lo que ha salido de mis labios está claro para ti. La Biblia Textual 3a Edicion Pero yo no he hecho más que ser un pastor en pos de ti. No he deseado este día de calamidad, Tú lo sabes: lo que ha salido de mis labios está presente ante ti. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo no insistí en ser pastor a tu servicio, ni el día fatal lo deseé. Tú lo sabes: lo que salió de mis labios delante de tu presencia está. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas yo no me entrometí a ser pastor en pos de ti, ni he deseado el día de calamidad, tú lo sabes. Lo que salió de mis labios fue recto delante de ti. |
A mí, Señor, tú me conoces; tú me ves y has examinado mi corazón para contigo. Arrástralos, como ovejas al matadero; apártalos para el día de la matanza.
Pero si ustedes no obedecen, lloraré en secreto por causa de su orgullo; mis ojos llorarán amargamente y se desharán en lágrimas, porque el rebaño del Señor será llevado al cautiverio.
Tú comprendes, Señor; ¡acuérdate de mí y cuídame! ¡Toma venganza de los que me persiguen! Tú eres lento para la ira, no permitas que sea yo arrebatado; sabes que por ti sufro injurias.
¿Acaso el bien se paga con el mal? ¡Pues ellos me han cavado una fosa! Recuerda que me presenté ante ti para interceder por ellos, para apartar de ellos tu ira.
¡Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo y me venciste. Todo el mundo se burla de mí; se ríen de mí todo el tiempo.
Si digo: «No me acordaré más de él ni hablaré más en su nombre»; entonces su palabra es en mi corazón como un fuego, un fuego ardiente que penetra hasta los huesos. He hecho todo lo posible por contenerla, pero ya no puedo más.
¡Ojalá mi cabeza fuera un manantial y mis ojos una fuente de lágrimas, para llorar de día y de noche por los muertos de mi pueblo!
Ustedes odian al que defiende la justicia en el tribunal y detestan al que dice la verdad.
Ustedes saben que no he vacilado en predicar todo lo que les fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas.
Para nosotros, el motivo de satisfacción es el testimonio de nuestra conciencia: Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la santidad y sinceridad que vienen de Dios. Nuestra conducta no se ha ajustado a la sabiduría humana, sino a la gracia de Dios.
A diferencia de muchos, nosotros no somos de los que trafican con la palabra de Dios. Más bien, hablamos con sinceridad delante de él en Cristo, como enviados de Dios que somos.
Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, pero no apresurarse para hablar ni para enojarse;
Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad.