»¡Compadézcanse de mí, amigos míos; compadézcanse, que la mano de Dios me ha golpeado!
Jeremías 15:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 »¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién llorará por ti? ¿Quién se detendrá a preguntar por tu bienestar? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz? Biblia Nueva Traducción Viviente »¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién llorará por ti? ¿Quién se tomará la molestia de preguntar cómo estás? Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén?
¿Quién te consolará?
¿Quién se detendrá para preguntar por tu salud? La Biblia Textual 3a Edicion Oh Jerusalem, ¿quién tendrá piedad de ti? ¿Quién te compadecerá? ¿Quién se desviará para preguntar acerca de ti? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Quién, pues, se apiadará de ti, Jerusalén? ¿Quién te dará el pésame? ¿Quién se volverá a preguntar cómo estás? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿O quién lamentará por ti? ¿O quién se apartara para preguntar por tu paz? |
»¡Compadézcanse de mí, amigos míos; compadézcanse, que la mano de Dios me ha golpeado!
Los insultos me han destrozado el corazón; para mí ya no hay remedio. Esperé compasión y no la hubo; busqué consuelo y no lo hallé.
Moisés salió al encuentro de su suegro, se postró ante él y lo besó. Luego de intercambiar saludos y desearse lo mejor, entraron en la tienda de campaña.
Estos dos males han venido sobre ti: ruina y destrucción, hambre y espada. ¿Quién se apiadará de ti? ¿Quién te consolará?
Haré que se despedacen unos a otros, padres e hijos por igual. No les tendré piedad ni lástima, sino que los destruiré sin compasión”», afirma el Señor.
Así dice el Señor: «No entres en una casa donde estén de luto, ni vayas a llorar, ni los consueles, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi gran amor y mi compasión», afirma el Señor.
Después de eso, entregaré a Sedequías, rey de Judá, a sus oficiales y a la gente que haya quedado con vida en la ciudad después de la plaga, la espada y el hambre”, afirma el Señor. “Los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los enemigos que buscan matarlos. Sin ninguna piedad, clemencia ni compasión, Nabucodonosor los matará a filo de espada”.
Sión clama pidiendo ayuda, pero no hay quien la consuele. Por decreto del Señor los vecinos de Jacob son ahora sus enemigos; Jerusalén ha llegado a ser inmundicia en medio de ellos.
Todos los que te vean huirán de ti y dirán: “¡Nínive ha sido devastada! ¿Quién hará duelo por ella?”. ¿Dónde hallaré quien la consuele?».
Ellos se acercaron hasta allí y entraron en la casa del joven levita, que era la misma de Micaías, y lo saludaron amablemente.
David, por su parte, dejó su carga al cuidado del encargado de las provisiones, y corrió a las filas para saludar a sus hermanos.
Envió entonces diez de sus hombres con este encargo: «Vayan a Carmel para llevarle a Nabal un saludo de mi parte.