Que te sirvan los pueblos; que se postren ante ti las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que se postren ante ti los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga y bendito el que te bendiga».
Génesis 42:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 —¡No, señor! —respondieron—. Sus siervos hemos venido a comprar alimento. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Ellos le respondieron: No, señor nuestro, sino que tus siervos han venido a comprar alimentos. Biblia Nueva Traducción Viviente —¡No, mi señor! —exclamaron—. Sus siervos han venido simplemente a comprar alimento. Biblia Católica (Latinoamericana) Les dijo: 'Ustedes son espías y vienen a descubrir los secretos del país. Respondieron ellos: 'No, señor, tus siervos han venido a comprar alimentos. La Biblia Textual 3a Edicion Pero ellos le dijeron: No, señor mío, sino que tus siervos vinieron a comprar alimento. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Le contestaron: 'No, señor mío; tus siervos han venido a comprar víveres. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ellos le respondieron: No, señor mío: mas tus siervos han venido a comprar alimentos. |
Que te sirvan los pueblos; que se postren ante ti las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que se postren ante ti los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga y bendito el que te bendiga».
Isaac respondió: —Ya lo he puesto por señor tuyo: todos sus hermanos serán siervos suyos; lo he sustentado con trigo y con vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?
Sus hermanos replicaron: —¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros y que nos vas a gobernar? Y lo odiaron aún más por los sueños que él contaba.
Todos nosotros somos hijos de un mismo padre; además somos gente honrada. ¡Sus siervos no somos espías!
Si se encuentra la copa en poder de alguno de nosotros, que muera el que la tenga, y el resto de nosotros seremos esclavos de mi señor.
Abdías iba por su camino cuando Elías le salió al encuentro. Al reconocerlo, Abdías se postró rostro en tierra y le preguntó: —Mi señor Elías, ¿de veras es usted?
Saúl, que reconoció la voz de David, dijo: —David, hijo mío, ¡pero si eres tú quien habla! —Soy yo, mi señor y rey —respondió David—.