Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve».
Génesis 32:30 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Jacob llamó a ese lugar Peniel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara y todavía sigo con vida». Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. Biblia Nueva Traducción Viviente Jacob llamó a aquel lugar Peniel (que significa «rostro de Dios»), porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y sin embargo, conservo la vida». Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Jacob le hizo la pregunta: 'Dame a conocer tu nombre' Él le contestó: '¿Mi nombre? ¿Para qué esta pregunta?' Y allí mismo lo bendijo. La Biblia Textual 3a Edicion Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar Peni-’El,° porque dijo: Vi a ’Elohim cara a cara, y aun así fue librada mi vida. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Jacob le preguntó: 'Revélame ahora tu nombre'. Contestó él: '¿Para qué preguntas por mi nombre?'. Y le bendijo allí mismo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. |
Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve».
En aquel lugar había una ciudad que se llamaba Luz, pero Jacob cambió su nombre por Betel.
Cuando Jacob regresó de Padán Aram, Dios se le apareció otra vez y lo bendijo
Jeroboán fortificó la ciudad de Siquén en la región montañosa de Efraín y se estableció allí. Luego se fue de Siquén y fortificó Peniel.
Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los Ejércitos».
Todas las botas guerreras que resonaron en la batalla y toda la ropa teñida en sangre serán arrojadas al fuego, serán consumidas por las llamas.
Con él hablo cara a cara, claramente y sin enigmas. Él contempla la imagen del Señor. ¿Cómo no tienen miedo de murmurar contra mi siervo Moisés?».
A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo único, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.
Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.
Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.
Porque Dios, que dijo: «¡Que la luz resplandezca en las tinieblas!», hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Jesucristo.
Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio.
Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor.
Desde entonces no volvió a surgir en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor hablara cara a cara.
y me dijeron: «El Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy hemos visto que un simple mortal puede seguir con vida, aunque Dios hable con él.
y ahora lo ha revelado con la venida de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el evangelio.
Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey y se mantuvo firme, pues había visto a aquel que es invisible.
Josué, que acampaba cerca de Jericó, levantó la vista y vio a un hombre de pie frente a él, espada en mano. Josué se acercó y preguntó: —¿Es usted de los nuestros o del enemigo?
Así que le preguntó: —¿Cómo te llamas?, para que podamos honrarte cuando se cumpla tu palabra.
—¿Por qué me preguntas mi nombre? —respondió el ángel del Señor—. Es un misterio maravilloso.
Desde allí subió a Peniel y les pidió lo mismo. Pero los de Peniel dieron la misma respuesta que los hombres de Sucot.