dijo: «Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y a mí me ha guiado a la casa de sus parientes».
Génesis 32:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 ¡Líbrame del poder de mi hermano Esaú, pues tengo miedo de que venga a matarme a mí y a las madres y a los niños! Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Biblia Nueva Traducción Viviente Oh Señor, te ruego que me rescates de la mano de mi hermano Esaú. Tengo miedo de que venga para atacarme a mí y también a mis esposas y a mis hijos. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo no soy digno de todos los favores que me has hecho, ni de la gran bondad que has tenido conmigo. Porque al partir, cuando atravesé el Jordán, no tenía más que mi bastón. Pero ahora, al volver, tengo suficiente como para hacer dos campamentos. La Biblia Textual 3a Edicion Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, pues yo le temo, no sea que venga y me hiera tanto a la madre como a los hijos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Muy lejos estoy de merecer todos los favores y toda la fidelidad que has dispensado a tu siervo. Sólo mi cayado tenía cuando vadeé este Jordán, y ahora poseo dos campamentos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga quizá, y me hiera a mí, y a la madre con los hijos. |
dijo: «Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y a mí me ha guiado a la casa de sus parientes».
A partir de ese momento, Esaú guardó un profundo rencor hacia su hermano por causa de la bendición que le había dado su padre y pensaba: «Ya falta poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob».
Cuando Rebeca se enteró de lo que planeaba Esaú, mandó llamar a Jacob y le dijo: —Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti.
Luego Jacob envió mensajeros a su hermano Esaú, que estaba en la tierra de Seír, en la región de Edom.
Jacob sintió miedo y se angustió muchísimo. Por eso dividió en dos grupos a la gente que lo acompañaba, y lo mismo hizo con las ovejas, las vacas y los camellos,
Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó. Entonces los dos se pusieron a llorar.
Luego el rey David se presentó ante el Señor y dijo: «Señor y Dios, ¿quién soy yo y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar tan lejos?
Atiende a mi clamor, porque me siento muy débil; líbrame de mis perseguidores, porque son más fuertes que yo.
Protege mi vida, rescátame; no permitas que sea avergonzado, porque en ti busco refugio.
Inclina a mí tu oído y acude pronto a socorrerme. Sé tú mi roca de refugio, la fortaleza de mi salvación.
¡Júzgame, oh Dios! Defiende mi causa frente a esta nación impía; líbrame de gente mentirosa y malhechora.
Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada; los litigios son como cerrojos de una fortaleza.
Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad.
Un estruendo de guerra se levantará contra su pueblo y todas sus fortalezas serán devastadas, como devastó Salmán a Bet Arbel en el día de la batalla, cuando las madres fueron destrozadas junto con sus hijos.
Si en el camino encuentras el nido de un ave en un árbol o en el suelo y a la madre echada sobre los polluelos o sobre los huevos, no te quedes con la madre y con la cría.
Por eso ustedes clamaron al Señor: “Hemos pecado al abandonar al Señor y adorar a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté. Pero ahora, si nos libras del poder de nuestros enemigos, solo a ti te serviremos”.
¡Que sea el Señor quien juzgue y dicte la sentencia entre nosotros dos! ¡Que examine mi causa, y me defienda y me libre de usted!».