Pero el hombre de Dios respondió al rey: —Aunque usted me diera la mitad de sus posesiones, no iría a su casa. Aquí no comeré pan ni beberé agua,
Génesis 14:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 que no tomaré nada de lo que es tuyo, ni siquiera un hilo ni la correa de una sandalia. Así nunca podrás decir: “Yo hice rico a Abram”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; Biblia Nueva Traducción Viviente que no tomaré nada de lo que a ti te pertenece, ni un simple hilo ni la correa de una sandalia. De otro modo, podrías decir: “Yo soy quien enriqueció a Abram”. Biblia Católica (Latinoamericana) para jurar que no tomaré una hebra de hilo, ni el cordón de un zapato, ni cosa alguna que te pertenezca. Así tú no podrás decir: 'Abram se hizo rico a costa mía. La Biblia Textual 3a Edicion que de todo lo que es tuyo no tomaré ni un hilo ni una correa de sandalia, para que no digas: yo enriquecí a Abram, Biblia Serafín de Ausejo 1975 para atestiguar que no tomaré nada tuyo, ni un hilo, ni una correa de sandalia, para que no digas: 'Yo enriquecí a Abrán. Biblia Reina Valera Gómez (2023) que desde un hilo hasta la correa de un calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; |
Pero el hombre de Dios respondió al rey: —Aunque usted me diera la mitad de sus posesiones, no iría a su casa. Aquí no comeré pan ni beberé agua,
Pero Eliseo respondió: —¡Tan cierto como que vive el Señor, a quien yo sirvo, no voy a aceptar nada! Y por más que insistió Naamán, Eliseo no accedió.
cuando Guiezi, el criado de Eliseo, hombre de Dios, pensó: «Mi amo ha sido demasiado bondadoso con este arameo Naamán, pues no le aceptó nada de lo que había traído. Pero, tan cierto como que el Señor vive, yo voy a correr tras él, a ver si me da algo».
y que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias.
Miren que por tercera vez estoy listo para visitarlos y no seré una carga, pues no me interesa lo que ustedes tienen, sino lo que ustedes son. Después de todo, no son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos.
Manténganse libres del amor al dinero y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca los dejaré; jamás los abandonaré».