Vino la noche y llegó la mañana: ese fue el quinto día.
Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el quinto día.
Y atardeció y amaneció: fue el día Quinto.
Y fue la tarde y fue la mañana: Día quinto.
Y transcurrió la tarde y la mañana: el día quinto.
Y fue la tarde y la mañana el quinto día.
y los bendijo con estas palabras: «¡Sean fructíferos y multiplíquense; llenen las aguas de los mares! ¡Que las aves se multipliquen sobre la tierra!».
Y dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivientes: animales domésticos, animales salvajes y reptiles, según su especie!». Y sucedió así.
Dios miró todo lo que había hecho y consideró que era muy bueno. Vino la noche y llegó la mañana: ese fue el sexto día.
A la luz la llamó «día» y a las tinieblas, «noche». Vino la noche y llegó la mañana: ese fue el primer día.
A esta expansión Dios la llamó «cielo». Vino la noche y llegó la mañana: ese fue el segundo día.
—Te aseguro —le contestó Jesús— que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces.