»¡Qué grande eres, mi Señor y Dios! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú y que aparte de ti no hay Dios.
Éxodo 10:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Lo hice para que puedas contarles a tus hijos y a tus nietos la dureza con que traté a los egipcios, y las señales que realicé entre ellos. Así sabrán que yo soy el Señor». Más versionesBiblia Reina Valera 1960 y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que yo soy Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente También lo hice para que ustedes pudieran contarles a sus hijos y a sus nietos acerca de cómo puse en ridículo a los egipcios, acerca de las señales que realicé en medio de ellos, y para que ustedes sepan que yo soy el Señor». Biblia Católica (Latinoamericana) Así podrás contar a tus hijos y a tus nietos cuántas veces he destrozado a los egipcios y cuántos prodigios he obrado contra ellos; así conocerán ustedes que yo soy Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion Para que cuentes a oídos de tus hijos y de los hijos de tus hijos lo que Yo ejecuté en Egipto, y mis señales que puse entre ellos, para que sepáis que Yo soy YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 para que puedas contar a tus hijos y a tus nietos cómo traté a los egipcios y qué prodigios hice yo entre ellos, y para que sepáis que yo soy Yahveh'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; y para que sepáis que yo soy Jehová. |
»¡Qué grande eres, mi Señor y Dios! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú y que aparte de ti no hay Dios.
Oh Dios, nuestros oídos han oído y nuestros antepasados nos han contado las proezas que realizaste en sus días, en aquellos tiempos pasados:
Con tu propia mano expulsaste a las naciones y en su lugar plantaste a nuestros antepasados; aplastaste a aquellos pueblos, y a nuestros antepasados los hiciste prosperar.
Dirá entonces la gente: «Ciertamente los justos son recompensados; ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra».
Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación venidera, y dé a conocer tus proezas a los que aún no han nacido.
cosas que hemos oído y conocido y que nuestros antepasados nos han contado.
»El día de mañana, cuando sus hijos pregunten: “¿Y esto qué significa?”, ustedes responderán: “El Señor, desplegando su poder, nos sacó de Egipto, país donde fuimos esclavos.
Y cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón, sus carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor».
Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que los persiga. Voy a cubrirme de gloria a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!». Así lo hicieron los israelitas.
el Señor dice: ‘¡Ahora vas a saber que yo soy el Señor!’. Con esta vara que llevo en la mano voy a golpear las aguas del Nilo y el río se convertirá en sangre.
Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo soy el Señor.
Aarón extendió su brazo sobre las aguas de Egipto, y las ranas llegaron a cubrir todo el país.
Los que viven y solo los que viven, son los que te alaban, como hoy te alabo yo. Los padres hablarán a sus hijos de tu fidelidad.
Los contaminé con sus propias ofrendas, dejándolos ofrecer en sacrificio a sus primogénitos, para horrorizarlos y hacerles reconocer que yo soy el Señor”.
Cuando los hice entrar en la tierra que juré solemnemente con la mano en alto darles, ellos hacían sacrificios y presentaban esas ofrendas que tanto me ofenden; lo hacían ante cualquier cerro o árbol frondoso que veían. Allí quemaban incienso aromático y derramaban sus ofrendas líquidas.
Cuéntenselo a sus hijos, y que ellos se lo cuenten a los suyos, y estos a la siguiente generación.
Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.
Pero ¡tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos ni las aparten de sus corazones mientras vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos.