Entonces el rey dijo al hombre de Dios: —¡Apacigua al Señor tu Dios! ¡Ora por mí, para que se me cure el brazo! El hombre de Dios suplicó al Señor y al rey se le curó el brazo, quedándole como antes.
Éxodo 10:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Yo les pido que perdonen mi pecado una vez más, y que rueguen por mí al Señor su Dios, para que por lo menos aleje de donde yo estoy esta plaga mortal». Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Mas os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios que quite de mí al menos esta plaga mortal. Biblia Nueva Traducción Viviente Perdonen mi pecado una vez más, y rueguen al Señor su Dios para que aleje de mí esta muerte». Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora perdónenme mi pecado esta última vez, e intercedan por mí ante Dios para que aparte de nosotros esta plaga. La Biblia Textual 3a Edicion Por eso, ahora te ruego que perdones mi pecado, sólo esta vez, y que supliquéis a YHVH vuestro Dios, que al menos quite de mí esta plaga. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ahora, pues, perdonad mi pecado siquiera una vez más, y pedid a Yahveh, vuestro Dios, que, al menos, aleje de mí esta muerte'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas ruego ahora que perdones mi pecado solamente esta vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios que quite de mí solamente esta mortandad. |
Entonces el rey dijo al hombre de Dios: —¡Apacigua al Señor tu Dios! ¡Ora por mí, para que se me cure el brazo! El hombre de Dios suplicó al Señor y al rey se le curó el brazo, quedándole como antes.
Sirvieron el guisado, pero cuando los hombres empezaron a comerlo, gritaron: —¡Hombre de Dios, esto es veneno! Así que no pudieron comer.
El faraón respondió: —Voy a dejarlos ir para que ofrezcan sacrificios al Señor su Dios en el desierto, con tal de que no se vayan muy lejos y de que rueguen a Dios por mí.
Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: —Ruéguenle al Señor que aleje las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que le ofrezca sacrificios.
Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón para decirles: —Esta vez reconozco mi pecado. El Señor ha actuado con justicia, mientras yo y también mi pueblo hemos actuado mal.
No voy a detenerlos más tiempo; voy a dejarlos ir. Pero rueguen al Señor, que truenos y granizo los hemos tenido de sobra.
Señor, en la angustia te buscaron; apenas lograban susurrar una oración cuando tú los corregías.
El pueblo se acercó entonces a Moisés y dijo: —Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Ruégale al Señor que nos quite esas serpientes. Moisés intercedió por el pueblo,
—Rueguen al Señor por mí —respondió Simón—, para que no me suceda nada de lo que han dicho.
Les ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que se unan conmigo en esta lucha y que oren a Dios por mí.
Él nos libró y nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos puesta nuestra esperanza y él seguirá librándonos.
Pero te ruego que perdones mi pecado y que regreses conmigo para que yo adore al Señor.