La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Eclesiastés 8:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

No te apresures a salir de su presencia. No defiendas una mala causa, porque lo que él quiere hacer, lo hace.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

No trates de evitar cumplir con tu deber ni te juntes con los que conspiran maldad, porque el rey puede hacer lo que se le antoje.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Si quieres alejarte de él, piénsalo dos veces, no te metas en un mal negocio: lo que el rey quiere, lo hará.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

No te apresures a retirarte° de su presencia ni resistas a su amenaza, porque él hace lo que le place,

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

No te apartes fácilmente de su presencia ni te mezcles en arriesgados asuntos, pues él puede hacer lo que le plazca.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No te apresures a irte de delante de él, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que le plazca.

Ver Capítulo
Otras versiones



Eclesiastés 8:3
13 Referencias Cruzadas  

—Ya tengo ciento treinta años —respondió Jacob—. Mis años de andar peregrinando de un lado a otro han sido pocos y difíciles, pero no se comparan con los años de peregrinaje de mis antepasados.


El que es paciente muestra gran inteligencia; el que es agresivo muestra mucha insensatez.


Hijo mío, teme al Señor y honra al rey y no te juntes con los rebeldes,


el gallo altivo, el macho cabrío y el rey al frente de su ejército.


Si el ánimo del gobernante se exalta contra ti, no abandones tu puesto. La tranquilidad es el remedio para los grandes errores.


Porque yo sabía que eres muy obstinado; que tu cuello es un tendón de hierro y que tu frente es de bronce.


Ninguno de los pueblos de la tierra merece ser tomado en cuenta. Dios hace lo que quiere con los poderes celestiales y con los pueblos de la tierra. No hay quien se oponga a su poder ni quien le pida cuentas de sus actos.


Gracias a la autoridad que Dios le dio, ante él temblaban de miedo todos los pueblos, naciones y gente de toda lengua. A quien él quería matar, lo mandaba matar; a quien quería perdonar, lo perdonaba; si quería promover a alguien, lo promovía; y, si quería humillarlo, lo humillaba.