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Eclesiastés 4:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Y aunque es incontable la gente que sigue a los reyes, muchos de los que vienen después tampoco quedan contentos con el sucesor. Y también esto es vanidad; ¡es querer alcanzar el viento!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

No tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Lo rodean innumerables multitudes, pero luego surge otra generación y lo rechaza a él también. Así que nada tiene sentido, es como perseguir el viento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Interminable era la multitud de los que venían a rendirle homenaje. Un día, sin embargo, no estarán más contentos con él. Esas son pues cosas que no duran: se corre tras el viento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

No tenía fin la muchedumbre que lo seguía; sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos con él. Ciertamente esto también es vanidad y correr tras el viento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No tenía fin la muchedumbre a cuya cabeza él figuraba. Pero no se alegrarán lo mismo los que vengan después. También eso es vanidad y atrapar viento.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No tenía fin la muchedumbre de pueblo que fue antes de ellos; aun los que vendrán después tampoco estarán contentos con él. Ciertamente esto también es vanidad y aflicción de espíritu.

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Otras versiones



Eclesiastés 4:16
12 Referencias Cruzadas  

y por todas las tribus de Israel se hablaba de la situación. Decían: «El rey nos rescató del poder de nuestros enemigos; él nos libró del dominio de los filisteos. Por causa de Absalón tuvo que huir del país.


Luego, todos subieron detrás de él, tocando flautas y lanzando gritos de alegría. Era tal el estruendo que la tierra temblaba.


Y he observado todo cuanto se hace bajo el sol y todo ello es vanidad, ¡es correr tras el viento!


Luego observé todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas. Vi que todo era vanidad, un correr tras el viento, y que no había provecho bajo el sol.


Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace bajo el sol me resultaba repugnante. Realmente, todo es vanidad; ¡es correr tras el viento!


En realidad, Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado; en cambio, al pecador le impone la tarea de acumular más y más, para luego dárselo todo a quien es de su agrado. Y también esto es vanidad; ¡es correr tras el viento!


he visto que la gente que vive bajo el sol apoya al joven que sucede al rey.