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Eclesiastés 11:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Aleja de tu corazón el enojo, aparta de tu cuerpo la maldad, porque juventud y vigor son pasajeros.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que dejen de preocuparse y mantengan un cuerpo sano; pero tengan presente que la juventud —con toda la vida por delante— no tiene sentido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

No dejes que la amargura se instale en ti, ni la enfermedad en tu cuerpo: ¡juventud y cabellos negros son traicioneros!

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La Biblia Textual 3a Edicion

Aparta, entonces, la frustración de tu corazón Y aleja el mal de tu carne, Porque la mocedad y la juventud son vanidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Aparta de tu corazón la tristeza y ten lejos de tu carne el sufrimiento, porque juventud y cabellos negros presto se pasan.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.

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Otras versiones



Eclesiastés 11:10
14 Referencias Cruzadas  

¡El necio llegará a ser sabio cuando de un asno salvaje nazca un hombre!


Has dictado contra mí penas amargas; me estás cobrando los pecados de mi juventud.


El vigor juvenil que hoy sostiene sus huesos un día reposará en el polvo con él.


Olvida los pecados y las transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno.


Muy breve es la vida que me has dado; ante ti, mis años no son nada. ¡El ser humano es como un soplo! Selah


»Es como una sombra que pasa. En vano se afana por amontonar riquezas, pues no sabe quién se quedará con ellas.


La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige.


Y he observado todo cuanto se hace bajo el sol y todo ello es vanidad, ¡es correr tras el viento!


Vanidad de vanidades —dice el Maestro—, vanidad de vanidades, ¡todo es vanidad!


Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes de que lleguen los días malos y vengan los años en que digas: «No encuentro en ellos placer alguno»;


Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación.


Huye de las malas pasiones de la juventud y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio.