en la cuarta, un topacio, un ónice y un jaspe. Engárzalas en filigrana de oro.
Daniel 10:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Su cuerpo brillaba como el topacio y su rostro resplandecía como el relámpago. Sus ojos eran dos antorchas encendidas y sus brazos y piernas parecían de bronce bruñido; su voz resonaba como el eco de una multitud. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Biblia Nueva Traducción Viviente Su cuerpo tenía el aspecto de una piedra preciosa. Su cara destellaba como un rayo y sus ojos ardían como antorchas. Sus brazos y sus pies brillaban como el bronce pulido y su voz era como el bramido de una enorme multitud. Biblia Católica (Latinoamericana) Su cuerpo parecía de piedras preciosas, su rostro tenía el aspecto del rayo; sus ojos eran como lámparas encendidas, sus brazos y sus piernas brillaban como el bronce bruñido y sus palabras resonaban como el estruendo de una muchedumbre. La Biblia Textual 3a Edicion Su cuerpo era como un crisólito, su rostro como un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego. Sus brazos y pies tenían la refulgencia del bronce incandescente, y el sonido de sus palabras era como el estruendo de una multitud. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Su cuerpo era como crisólito, su rostro parecia un relámpago, sus ojos como antorchas encendidas, sus brazos y sus piernas como el brillo del bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el clamor de una multitud. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y su cuerpo era como el berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce resplandeciente, y la voz de sus palabras como la voz de una multitud. |
en la cuarta, un topacio, un ónice y un jaspe. Engárzalas en filigrana de oro.
Sus brazos son barras de oro montadas sobre topacios. Su cuerpo es pulido marfil incrustado de zafiros.
Los seres vivientes se desplazaban de un lado a otro con la rapidez de un rayo.
Las cuatro ruedas tenían el mismo aspecto, es decir, brillaban como el topacio y tenían la misma forma. Su estructura era tal que cada rueda parecía estar encajada dentro de la otra.
Cuando los seres avanzaban, yo podía oír el ruido de sus alas: era como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso, como el tumultuoso ruido de un ejército. Cuando se detenían, replegaban sus alas.
Sus piernas eran rectas; y sus pies parecían pezuñas de becerro y brillaban como el bronce bruñido.
Me fijé, y al lado de los querubines vi cuatro ruedas, una junto a cada uno de ellos. Las ruedas tenían un aspecto brillante como el topacio.
Me llevó allá y vi un hombre que parecía hecho de bronce. Estaba de pie junto a la puerta y en su mano tenía una cuerda de lino y una vara de medir.
Entonces miré y vi una figura de aspecto humano: de la cintura para abajo, ardía como fuego; de la cintura para arriba, brillaba como el metal refulgente.
Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz.
Mientras oraba, su rostro se transformó y su ropa se volvió blanca y radiante.
Después vi a otro ángel poderoso que bajaba del cielo envuelto en una nube. Un arcoíris rodeaba su cabeza; su rostro era como el sol y sus piernas parecían columnas de fuego.
Sus ojos resplandecen como llamas de fuego y muchas diademas ciñen su cabeza. Lleva escrito un nombre que nadie conoce sino solo él.
»Escribe al ángel de la iglesia de Tiatira: »Esto dice el Hijo de Dios, el que tiene ojos que resplandecen como llamas de fuego y pies que parecen bronce al rojo vivo:
el quinto con ónice, el sexto con rubí, el séptimo con crisólito, el octavo con berilo, el noveno con topacio, el décimo con crisoprasa, el undécimo con jacinto y el duodécimo con amatista.