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Cantares 2:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Mi amado es mío y yo soy suya; él apacienta su rebaño entre azucenas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Mi amado es mío, y yo suya; Él apacienta entre lirios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Mi amado es mío, y yo soy suya. Él apacienta entre los lirios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Mi amado es para mí, y yo para mi amado; lleva a su rebaño a pastar entre los lirios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Ella ¡Mi amado es mío y yo suya! Él pastorea entre los lirios

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Mi amado es mío y yo soy suya; del pastor de azucenas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mi amado es mío, y yo soy suya; él apacienta entre lirios.

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Otras versiones



Cantares 2:16
15 Referencias Cruzadas  

¡Este Dios es nuestro Dios eterno! ¡Él nos guiará para siempre!


Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, sedienta y sin agua.


Cuéntame, amor de mi vida, ¿dónde apacientas tus rebaños?, ¿dónde al mediodía los haces reposar? ¿Por qué he de andar como mujer con velo entre los rebaños de tus amigos?


Yo soy una rosa de Sarón, una azucena de los valles.


Tus pechos parecen dos cervatillos, dos crías mellizas de gacela que pastan entre azucenas.


Mi amado ha bajado a su jardín, a los lechos de bálsamo, para retozar en los jardines y recoger azucenas.


Yo soy de mi amado y mi amado es mío; él apacienta su rebaño entre azucenas.


Yo soy de mi amado y él me desea con pasión.


Ven, amado mío; vayamos a los campos, pasemos la noche en las aldeas.


Las mandrágoras esparcen su fragancia y a nuestras puertas hay toda clase de exquisitos frutos, lo mismo nuevos que añejos, que he guardado para ti, amor mío.


«Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel», afirma el Señor. «Pondré mi Ley en su mente y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”. Ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”.


He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.