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Apocalipsis 1:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de este mensaje profético y hacen caso de lo que aquí está escrito, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Dios bendice al que lee a la iglesia las palabras de esta profecía y bendice a todos los que escuchan el mensaje y obedecen lo que dice, porque el tiempo está cerca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Feliz el que lea en público estas palabras proféticas y felices quienes las escuchan y hacen caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Bienaventurado° el que lee y los que oyen las palabras de la profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dichoso el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía y observan lo escrito en ella, pues el tiempo está cerca.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

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Otras versiones



Apocalipsis 1:3
15 Referencias Cruzadas  

Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa.


Jeremías dijo a Seraías: «En cuanto llegues a Babilonia, asegúrate de leerles todas estas palabras.


»Así que, cuando vean en el lugar santo “la abominación que causa destrucción”, de la que habló el profeta Daniel (el que lee, que lo entienda),


—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.


Hagan todo esto estando conscientes del tiempo en que vivimos. Ya es hora de que despierten del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando inicialmente creímos.


La noche está muy avanzada y ya se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz.


Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada.


Pero no olviden, queridos hermanos, que para el Señor un día es como mil años y mil años, como un día.


También me dijo: «No guardes en secreto las palabras del mensaje profético de este libro, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca.


«¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho.


El que da testimonio de estas cosas dice: «Sí, vengo pronto». Amén. ¡Ven, Señor Jesús!


»Vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite la corona.