Pero el rey respondió: —Esto no es asunto mío ni de ustedes, hijos de Sarvia. A lo mejor el Señor le ha ordenado que me maldiga. Y si es así, ¿quién se lo puede reclamar?
2 Samuel 19:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Y dirigiéndose a Simí, el rey juró: —¡No morirás! Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el rey se lo juró. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces, volviéndose a Simei, David juró: —Se te perdonará la vida. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero David respondió: 'No se metan en mis asuntos, hijos de Seruya, ustedes me perjudicarían si muriera ahora alguien en Israel. Sé muy bien que soy ahora rey de todo Israel'. La Biblia Textual 3a Edicion Y el rey dijo a Simei: ¡No morirás! Y el rey se lo juró. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero David le dijo: '¿Qué tengo yo que ver con vosotros hijos de Servia, para que hoy os convirtáis en adversarios míos? ¡Hoy nadie va a morir en Israel! ¿Acaso no sé yo que hoy vuelvo a ser el rey de Israel?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijo el rey a Simeí: No morirás. Y el rey se lo juró. |
Pero el rey respondió: —Esto no es asunto mío ni de ustedes, hijos de Sarvia. A lo mejor el Señor le ha ordenado que me maldiga. Y si es así, ¿quién se lo puede reclamar?
También Mefiboset, el nieto de Saúl, salió a recibir al rey. No se había lavado los pies ni la ropa, ni se había recortado el bigote, desde el día en que el rey tuvo que irse hasta que regresó sano y salvo.
porque el día que salgas y cruces el arroyo de Cedrón podrás darte por muerto. Y la culpa será tuya.
Acto seguido, el rey dio la orden a Benaías, hijo de Joyadá, y este fue y mató a Simí. Así se consolidó el reino en manos de Salomón.
La gente jura por alguien superior a sí misma, y el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión.
—¡Nadie va a morir hoy! —intervino Saúl—. En este día el Señor ha librado a Israel.
—¡Tan cierto como que el Señor vive, te aseguro que nadie te va a castigar por esto! —contestó Saúl.
—Guíanos adonde está esa banda de saqueadores —dijo David. —Júreme usted por Dios —suplicó el egipcio—, que no me matará ni me entregará a mi amo. Con esa condición, lo llevo adonde está la banda.