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2 Samuel 19:21 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Pero Abisay, hijo de Sarvia, exclamó: —¡Simí maldijo al ungido del Señor y merece la muerte!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Respondió Abisai hijo de Sarvia y dijo: ¿No ha de morir por esto Simei, que maldijo al ungido de Jehová?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces Abisai hijo de Sarvia dijo: —¡Simei debe morir, porque maldijo al rey ungido por el Señor!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Tu servidor sabe muy bien que pecó, pero ahora ha sido el primero de toda la casa de Israel en venir al encuentro del rey mi señor'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero Abisai, hijo de Sarvia, respondió y dijo: ¿No ha de ser muerto Simei, por cuanto maldijo al ungido de YHVH?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Porque yo, tu siervo, reconozco que he pecado. ¡Y hoy vengo el primero de toda la casa de José y he bajado al encuentro de mi señor, el rey!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pero Abisai, hijo de Sarvia, respondió y dijo: ¿No ha de morir por esto Simeí, que maldijo al ungido de Jehová?

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Otras versiones



2 Samuel 19:21
10 Referencias Cruzadas  

David y sus hombres reanudaron el viaje. Simí, por su parte, los seguía por la ladera del monte, maldiciendo a David, tirándole piedras y levantando polvo.


Cuando el rey David llegó a Bajurín, salía de allí un hombre de la familia de Saúl, llamado Simí, hijo de Guerá. Este se puso a maldecir


Abisay, hijo de Sarvia, dijo al rey: —¿Cómo se atreve este perro muerto a maldecir a mi señor el rey? ¡Déjeme que vaya y le corte la cabeza!


Oh Dios, escudo nuestro, pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos.


»No blasfemes nunca contra Dios ni maldigas al jefe de tu pueblo.


También cayó en sus redes el ungido del Señor, que era el aliento de nuestras vidas. Era él de quien decíamos: ¡Viviremos bajo su sombra entre las naciones!


y dijo a sus hombres: —¡Que el Señor me libre de hacerle al rey lo que ustedes sugieren! No puedo alzar la mano contra él, porque es el ungido del Señor.


—¡No lo mates! —exclamó David—. ¿Quién puede impunemente alzar la mano contra el ungido del Señor?