—No, hijo mío —respondió el rey—. No debemos ir todos, pues te seríamos una carga. Absalón insistió, pero el rey no quiso ir; sin embargo, le dio su bendición.
2 Samuel 13:26 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Entonces Absalón dijo: —Ya que usted no viene, ¿por qué no permite que nos acompañe mi hermano Amnón? —¿Y para qué va a ir contigo? —preguntó el rey. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Entonces dijo Absalón: Pues si no, te ruego que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué ha de ir contigo? Biblia Nueva Traducción Viviente —Bien —le dijo al rey—, si no puedes ir, ¿por qué no envías a mi hermano Amnón con nosotros? —¿Por qué a Amnón? —preguntó el rey. Biblia Católica (Latinoamericana) Absalón le dijo entonces: '¡De acuerdo, pero al menos acepta que venga conmigo mi hermano Amnón'. El rey le respondió: '¿Por qué tiene que ir contigo?' La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Absalón dijo: Si no, te ruego que venga con nosotros mi hermano Amnón. Y el rey le dijo: ¿Por qué ha de ir contigo? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Le dijo entonces Absalón: 'Pues al menos, que venga con nosotros mi hermano Amnón'. A lo que respondió el rey: '¿Para qué ha de ir contigo?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces dijo Absalón: Si no, te ruego que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué ha de ir contigo? |
—No, hijo mío —respondió el rey—. No debemos ir todos, pues te seríamos una carga. Absalón insistió, pero el rey no quiso ir; sin embargo, le dio su bendición.
Pero tanto insistió Absalón que el rey dejó que Amnón y sus otros hijos fueran con Absalón.
Con la mano derecha, Joab tomó a Amasá por la barba para besarlo, mientras preguntaba: «¿Cómo estás, hermano?».
Cuando Abner regresó a Hebrón, Joab lo llevó aparte a la entrada de la ciudad, como para hablar con él en privado. Allí lo apuñaló en el vientre y Abner murió. Así Joab se vengó de la muerte de su hermano Asael.
Su palabra es blanda como la mantequilla, pero su corazón es belicoso. Sus palabras son más suaves que el aceite, pero no son sino espadas desenvainadas.
El que odia se esconde tras sus palabras, pero en lo íntimo alberga engaño.
Por eso, así dice el Señor de los Ejércitos: «Voy a refinarlos, a ponerlos a prueba. ¿Qué más puedo hacer con mi pueblo?