Un día, Abraham dijo al criado más antiguo de su casa, que era quien administraba todos sus bienes: —Pon tu mano debajo de mi muslo
2 Samuel 12:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Los oficiales de su corte iban a verlo y le rogaban que se levantara, pero él se resistía y aun se negaba a comer con ellos. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces los ancianos de su casa le rogaban que se levantara y comiera con ellos, pero él se negó. Biblia Católica (Latinoamericana) Los ancianos de su casa le insistían para que se levantara, pero se negaba y no ingirió ningún alimento con ellos. La Biblia Textual 3a Edicion Y los ancianos de su casa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, pero él no quiso, ni tampoco comió° con ellos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los principales de su casa se dirigían a él para convencerle de que se levantara del suelo, pero él no quiso, ni comía tampoco con ellos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y levantándose los ancianos de su casa fueron a él para hacerlo levantar de tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan. |
Un día, Abraham dijo al criado más antiguo de su casa, que era quien administraba todos sus bienes: —Pon tu mano debajo de mi muslo
Todos sus hijos y sus hijas intentaban calmarlo, pero él no se dejaba consolar, sino que decía: «No. Guardaré luto hasta que muera y me reúna con mi hijo». Así Jacob siguió llorando la muerte de José.
Siete días después, el niño murió. Los oficiales de David tenían miedo de darle la noticia, pues decían: «Si cuando el niño estaba vivo hablábamos al rey y no nos hacía caso, ¿qué locura no hará ahora si le decimos que el niño ha muerto?».
Todos se acercaron a David y le rogaron que comiera algo mientras todavía era de día, pero él hizo este juramento: «¡Que Dios me castigue sin piedad si pruebo pan o algún otro alimento antes de que se ponga el sol!».
Mi corazón decae y se marchita como la hierba; ¡hasta he perdido el apetito!
Luego volvió a su palacio y pasó la noche sin comer y sin divertirse, hasta el sueño se le fue.
Pero Saúl se negó a comer. Sin embargo, sus oficiales insistieron al igual que la mujer, y por fin consintió. Se levantó del suelo y tomó asiento en la cama.