Micaías manifestó: —Si regresas en paz, el Señor no ha hablado por medio de mí. ¡Tomen nota todos ustedes de lo que estoy diciendo!
2 Reyes 1:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 —Si soy hombre de Dios —respondió Elías—, ¡que caiga fuego del cielo y te consuma junto con tus cincuenta soldados! Al instante cayó fuego del cielo y consumió al capitán y a sus soldados. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta. Biblia Nueva Traducción Viviente Elías respondió al capitán: —Si yo soy un hombre de Dios, ¡que caiga fuego del cielo y te destruya a ti y a tus cincuenta hombres! Enseguida cayó fuego del cielo y los mató a todos. Biblia Católica (Latinoamericana) Elías respondió al jefe de los cincuenta: '¡Si soy un hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus ciencuenta hombres!' Y bajó fuego del cielo, y lo devoró a él y a sus cincuenta hombres. La Biblia Textual 3a Edicion Y Elías respondió al capitán de cincuenta, diciendo: Si yo soy varón de Dios, ¡descienda fuego de los cielos y te consuma a ti y a tus cincuenta! Y bajó fuego de los cielos, y lo consumió a él y a sus cincuenta. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Respondió Elías al jefe de los cincuenta: 'Si soy un hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus cincuenta hombres'. Y al instante bajó fuego del cielo y los devoró a él y sus cincuenta. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Elías respondió, y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo y lo consumió a él y a sus cincuenta. |
Micaías manifestó: —Si regresas en paz, el Señor no ha hablado por medio de mí. ¡Tomen nota todos ustedes de lo que estoy diciendo!
Así que el rey envió a otro capitán con otros cincuenta soldados en busca de Elías. —Hombre de Dios —dijo—, el rey le ordena que baje inmediatamente.
Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, tenían en poco sus palabras, y se mofaban de sus profetas. Por fin, el Señor desató su ira contra el pueblo y ya no hubo remedio.
No había terminado de hablar este mensajero cuando uno más llegó y dijo: «El fuego de Dios cayó del cielo y quemó a las ovejas y a los criados. ¡Solo yo pude escapar para venir a contárselo!».
Tan apremiante fue la orden del rey, y tan caliente estaba el horno, que las llamas alcanzaron y mataron a los soldados que arrojaron a Sadrac, Mesac y Abednego,
—¡Pues miren! —exclamó—. Allí en el fuego veo a cuatro hombres, sin ataduras y sin daño alguno, ¡y el cuarto tiene la apariencia de un hijo de los dioses!
Entonces el rey mandó traer a los que lo habían acusado y ordenó que los arrojaran al foso de los leones, junto con sus esposas y sus hijos. ¡No habían tocado el suelo cuando ya los leones habían caído sobre ellos y les habían triturado los huesos!
Entonces salió de la presencia del Señor un fuego que los consumió y murieron ante él.
Aconteció que el pueblo se quejó de las dificultades que estaba sufriendo. Al oírlos el Señor, ardió en ira y su fuego consumió los alrededores del campamento.
Y los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso fueron consumidos por el fuego del Señor.
—Hará que esos malvados tengan un fin miserable —respondieron— y arrendará el viñedo a otros labradores que le darán lo que corresponde cuando llegue el tiempo de la cosecha.
Cuando los discípulos Santiago y Juan vieron esto, preguntaron: —Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los destruya?
Herodes hizo averiguaciones, pero al no encontrarlo, tomó declaración a los guardias y mandó matarlos. Después viajó de Judea a Cesarea y se quedó allí.
Si alguien quiere hacerles daño, ellos lanzan fuego por la boca y consumen a sus enemigos. Así habrá de morir cualquiera que intente hacerles daño.