Tú reprendes a los mortales, los castigas por su iniquidad; como polilla, acabas con lo que más desean. ¡Un soplo nada más es el mortal! Selah
2 Pedro 2:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Pero fue reprendido por su maldad: su burra —una muda bestia de carga—, habló con voz humana y refrenó la locura del profeta. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. Biblia Nueva Traducción Viviente pero Balaam fue detenido de su locura cuando su burra lo reprendió con voz humana. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero ustedes saben quién lo reprendió por su torpeza: su burra empezó a hablar con voz humana y detuvo al profeta en su locura. La Biblia Textual 3a Edicion y recibió reprensión de su propia maldad por un mudo animal de carga, que hablando° con voz humana, refrenó la locura del profeta.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 pero fue reprendido por su maldad. Un mudo jumento, expresándose en voz humana, impidió la insensatez del profeta. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas fue reprendido por su iniquidad; una asna muda, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. |
Tú reprendes a los mortales, los castigas por su iniquidad; como polilla, acabas con lo que más desean. ¡Un soplo nada más es el mortal! Selah
Volví entonces mi atención hacia el conocimiento para investigar e indagar acerca de la sabiduría y la razón de las cosas; entonces me di cuenta de la insensatez de la maldad y la locura de la necedad.
Hay un mal en todo lo que se hace bajo el sol: todos tienen un mismo final. Además, el corazón del hombre rebosa de maldad; la necedad está en su corazón toda su vida y después de eso la muerte.
Han llegado los días del castigo, han llegado los días de la retribución. ¡Que lo sepa Israel! Es tan grande tu maldad y tan intensa tu hostilidad, que al profeta se le tiene por necio, y al hombre inspirado, por loco.
Por eso, si ustedes no han sido fieles en el uso de las riquezas deshonestas, ¿quién les confiará las verdaderas?
Muchas veces anduve de sinagoga en sinagoga castigándolos para obligarlos a blasfemar. Mi obsesión contra ellos me llevaba al extremo de perseguirlos incluso en ciudades del extranjero.