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Juan 8:3 - La Palabra (versión española)

En esto, los maestros de la ley y los fariseos se presentaron con una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Mientras hablaba, los maestros de la ley religiosa y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio; la pusieron en medio de la multitud.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Los maestros de la Ley y los fariseos le trajeron una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La colocaron en medio

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Los escribas y los fariseos le traen una mujer que había sido sorprendida en adulterio. Y poniéndola delante,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer tomada en adulterio; y poniéndola en medio,

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Otras versiones



Juan 8:3
10 Referencias Cruzadas  

Te aplicaré el castigo de las adúlteras y de las homicidas, descargaré sobre ti el furor que me provocan los celos.


Pero otros hombres justicieros les aplicarán el castigo reservado a las adúlteras y homicidas, pues son realmente adúlteras y sus manos están manchadas de sangre.


Los que lo hallaron realizando tal actividad, lo llevaron ante Moisés, Aarón y toda la comunidad,


Así que ordenó que se reunieran los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley para averiguar por medio de ellos dónde había de nacer el Mesías.


Por la mañana temprano volvió al Templo, y toda la gente se reunió en torno a él. Se sentó y comenzó a enseñarles.


y plantearon a Jesús esta cuestión: —Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.


Oir las palabras de Jesús y escabullirse uno tras otro, comenzando por los más viejos, todo fue uno. Jesús se quedó solo, con la mujer allí en medio.


Llevaron ante los fariseos al hombre que había sido ciego,


Hicieron comparecer a Pedro y a Juan, y les preguntaron: —¿Con qué poder y en nombre de quién habéis hecho esto?


Por tanto, si en vida del marido la mujer se entrega a otro hombre, se la considera adúltera; pero, si muere el marido, esa ley ya no la obliga; podrá casarse con otro hombre sin ser por ello adúltera.