Cuando Adán tenía ciento treinta años tuvo un hijo a su imagen y semejanza, a quien puso el nombre de Set.
Juan 3:6 - La Palabra (versión española) Lo que nace de la carne es carnal; lo que nace del Espíritu es espiritual. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Biblia Nueva Traducción Viviente El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo. Biblia Católica (Latinoamericana) Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu. La Biblia Textual 3a Edicion Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Lo nacido de la carne, carne es; y lo nacido del Espíritu, espíritu es. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. |
Cuando Adán tenía ciento treinta años tuvo un hijo a su imagen y semejanza, a quien puso el nombre de Set.
pues toda la gente se había pervertido. Al ver Dios tanta corrupción en la tierra,
Y viendo el Señor que la maldad del ser humano crecía sin medida y que todos sus pensamientos tendían constantemente al mal,
Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme.
Estos son los que nacen no por generación natural, por impulso pasional o porque el ser humano lo desee, sino que tienen por Padre a Dios.
No te cause, pues, tanta sorpresa si te he dicho que debéis nacer de nuevo.
pues soy consciente de que, en lo que respecta a mis desordenados apetitos, no es el bien lo que prevalece en mí; y es que, estando a mi alcance querer lo bueno, me resulta imposible realizarlo.
A Dios se lo agradeceré por medio de Jesucristo, Señor nuestro. Así que, concluyendo, por una parte mi razón me inclina a servir a Dios; por otra, mis desordenados apetitos me tienen esclavizado a la ley del pecado.
Mientras vivíamos sometidos a nuestras desordenadas apetencias humanas, éramos terreno abonado para que nuestras bajas pasiones, activadas por la ley, produjeran frutos de muerte.
Porque si os comportáis según esos apetitos, moriréis; pero si, con la ayuda del Espíritu, dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
En cambio, el que se une al Señor, formará con él un solo ser en la esfera del Espíritu.
Quien vive en Cristo es una nueva criatura; lo viejo ha pasado y una nueva realidad está presente.
Y no en vano los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado lo que en ellos hay de apetitos desordenados, junto con sus pasiones y malos deseos.
Así vivíamos también todos nosotros en el pasado: sometidos a nuestras desordenadas apetencias humanas, obedientes a esos desordenados impulsos del instinto y de la imaginación, y destinados por nuestra condición a experimentar, como los demás, la ira de Dios.
Por vuestra unión con Cristo estáis circuncidados; no en sentido físico, sino con la circuncisión de Cristo, que es la que os despoja de vuestras desordenadas apetencias humanas.
y ninguno que sea hijo de Dios puede seguir pecando, porque Dios es su Padre, y la vida misma de Dios alienta en él.