Somos israelitas pacíficos y fieles ¡y tú pretendes destruir una ciudad importante de Israel! ¿Por qué quieres arruinar el patrimonio del Señor?
2 Samuel 21:3 - La Palabra (versión española) y les dijo: —¿Qué puedo hacer por vosotros? ¿Cómo podría desagraviaros para que podáis bendecir la heredad del Señor? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, o qué satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová? Biblia Nueva Traducción Viviente David les preguntó: —¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Cómo puedo compensarlos para que ustedes vuelvan a bendecir al pueblo del Señor? Biblia Católica (Latinoamericana) y les dijo: '¿Qué tenemos que hacer como reparación para que ustedes bendigan la herencia de Yavé?' La Biblia Textual 3a Edicion Dijo pues David a los gabaonitas: ¿Qué puedo hacer por vosotros, y con qué os haré compensación para que bendigáis la heredad de YHVH? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo, pues, David a los gabaonitas: '¿Qué queréis que haga por vosotros? ¿Qué expiación puedo ofrecer para que vosotros bendigáis la heredad de Yahveh?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, y con qué haré compensación, para que bendigáis a la heredad de Jehová? |
Somos israelitas pacíficos y fieles ¡y tú pretendes destruir una ciudad importante de Israel! ¿Por qué quieres arruinar el patrimonio del Señor?
Al día siguiente Moisés dijo al pueblo: —Habéis cometido un pecado gravísimo; no obstante voy a subir adonde está el Señor, a ver si logro que os perdone.
Pondrá su mano sobre la cabeza del animal destinado al holocausto, para que el sacrificio sea aceptado como expiación de parte suya.
Pero como el mar seguía encrespándose, volvieron a preguntarle: —¿Qué podríamos hacer contigo para que el mar se calme?
Y es que, según la ley, prácticamente todas las cosas se purifican mediante la sangre y, si no hay derramamiento de sangre, tampoco hay perdón.
Si una persona ofende a otra, el Señor puede actuar de árbitro; pero si alguien ofende a Dios, ¿quién mediará en su favor? Pero ellos no hacían caso a su padre, porque Dios había decidido que murieran.
Ruego a mi señor, el rey, que se digne escuchar las palabras de su siervo. Si es el Señor quien te empuja contra mí, se aplacará con una ofrenda; pero si son los hombres, ¡que el Señor los maldiga! Porque hoy me expulsan y me impiden participar en la herencia del Señor, mandándome a servir a otros dioses.