¿Y cómo es posible que prometas darme aún más, asegurando el reino para mis descendientes? Nadie, Dios mío, obra como tú.
1 Juan 3:1 - Biblia Lenguaje Básico Mirad que amor tan grande nos tiene el Padre, hasta el punto de poder ser llamados hijos de Dios, y la verdad es que lo somos. Por eso los que pertenecen a este mundo pecador no nos conocen, porque tampoco han conocido a Dios. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Biblia Nueva Traducción Viviente Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él. Biblia Católica (Latinoamericana) Miren qué amor tan singular nos ha tenido el Padre: que no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Por eso el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Mirad qué clase de° amor! El Padre nos ha concedido que seamos llamados hijos de Dios,° y lo somos;° por esto no nos conoce el mundo, porque tampoco lo conoció a Él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ved qué gran amor nos ha dado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por eso no os conoce el mundo, porque no lo conoció a él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. |
¿Y cómo es posible que prometas darme aún más, asegurando el reino para mis descendientes? Nadie, Dios mío, obra como tú.
Haz callar a esos mentirosos que, llenos de soberbia y desprecio, humillan al honrado.
Pueblo de Israel, yo quise tratarte como a un hijo. Pensé en regalarte la mejor tierra, ¡el país más hermoso del mundo! Creí que me llamarías «Padre», y que siempre estarías a mi lado.
ni morirá. Todos serán como los ángeles, y serán hijos de Dios porque habrán resucitado.
Pero aquellos que lo recibieron y creyeron en él, llegaron a ser hijos de Dios.
En realidad, Jesús no iba a morir para salvar solo a los judíos, sino también para reunir a todos los hijos de Dios que hay repartidos por el mundo.
Todo esto os va a pasar por ser mis discípulos, y porque los de este mundo no conocen a Dios, que me envió.
Y esto lo harán porque no me han conocido a mí, ni han conocido a mi Padre.
Padre, tú eres justo, pero los de este mundo no te conocen. Yo sí te conozco, y los que me diste saben que tú me enviaste.
Dios amó tanto al mundo, que entregó a su único Hijo, para que todo el que crea en él no muera, sino que tenga vida eterna.
Pero Dios nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros, a pesar de que nosotros todavía éramos pecadores.
La creación entera espera impaciente que Dios muestre a todos que somos sus hijos.
de ser liberada de su destrucción. Tiene la esperanza de compartir la maravillosa libertad de los hijos de Dios.
Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros; así que también nos dará junto con él todas las cosas.
Yo seré para vosotros como un padre y vosotros seréis para mí como mis hijos y mis hijas. Esto lo afirmo yo, el Dios todopoderoso.
Y si estáis unidos a Cristo, entonces sois miembros de la gran familia de Abrahán y tenéis derecho a recibir las promesas que Dios le hizo.
Cuando estéis de luto por la muerte de alguna persona, no os hagáis heridas en el cuerpo ni os afeitéis la cabeza. Vosotros sois hijos de Dios,
Pues vosotros ya habéis muerto para el mundo, y ahora, por medio de Cristo, Dios os ha dado la vida verdadera. Cuando Cristo venga, también vosotros estaréis con él y compartiréis su gloriosa presencia.
Podemos saber quién es hijo de Dios y quién es hijo del diablo: quien no se porta rectamente y no ama a sus hermanos no es hijo de Dios.
Queridos hermanos, ¡nosotros ya somos hijos de Dios! Y aunque todavía no sabemos cómo seremos en el futuro, sí sabemos que, cuando Jesucristo vuelva otra vez, nos pareceremos a él, porque lo veremos como él es en realidad.
Y el amor que nos tenemos llegará a ser perfecto si vivimos como Jesucristo vivió en este mundo; de ese modo podremos esperar confiados el día en que Jesús venga para juzgar al mundo.
Al que salga vencedor le daré todo esto en herencia: yo seré su Dios y él será mi hijo.