No seáis rencorosos ni vengativos, antes bien que cada uno ame a su prójimo como se ama a sí mismo. Yo soy vuestro Dios.
1 Juan 2:7 - Biblia Lenguaje Básico Queridos hermanos, no os estoy dando un mandamiento nuevo. Os estoy escribiendo acerca de un mandamiento muy antiguo que ya conocéis: se trata del mismo mandamiento que Dios os dio desde el principio. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Biblia Nueva Traducción Viviente Queridos amigos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino más bien uno antiguo que han tenido desde el principio. Ese mandamiento antiguo —ámense unos a otros— es el mismo mensaje que oyeron antes. Biblia Católica (Latinoamericana) Hijos queridos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, el que ustedes tenían desde el comienzo; este mandamiento antiguo es la palabra misma que han oído. La Biblia Textual 3a Edicion Amados,° no os escribo un mandamiento nuevo,° sino un mandamiento antiguo, que teníais desde un principio: El mandamiento antiguo es la palabra que oísteis.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Queridos míos, no es un mandamiento nuevo lo que os escribo, sino un mandamiento antiguo, que teníais desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Hermanos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; el mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. |
No seáis rencorosos ni vengativos, antes bien que cada uno ame a su prójimo como se ama a sí mismo. Yo soy vuestro Dios.
antes bien tratadlos como si fueran israelitas y amadlos como si de vosotros mismos se tratara, pues también vosotros fuisteis extranjeros en Egipto. Yo soy vuestro Dios.
Os doy un mandamiento nuevo: Amaos unos a otros de la misma manera que yo os he amado.
Así que tomaron a Pablo y lo llevaron al Areópago —lugar donde se reunía la Junta Suprema de la ciudad— y le preguntaron: —¿Qué nueva doctrina es esa que enseñas?
Ama a tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con todas tus fuerzas.
Mis queridos hermanos, aunque os decimos estas cosas, estamos seguros de que no habéis dejado de creer, y camináis, por tanto, hacia la salvación.
Por eso, permaneced fieles a lo que se os enseñó desde el principio. Si lo hacéis así, viviréis siempre unidos al Hijo y al Padre,
Queridos hermanos, ¡nosotros ya somos hijos de Dios! Y aunque todavía no sabemos cómo seremos en el futuro, sí sabemos que, cuando Jesucristo vuelva otra vez, nos pareceremos a él, porque lo veremos como él es en realidad.
Queridos, si nuestra conciencia nos dice que estamos bien con Dios, podemos presentarnos ante él con toda confianza.
Y su mandamiento es que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros tal como Jesús nos lo mandó.
Queridos hermanos, no creáis a todos los que dicen que tienen el Espíritu de Dios. Ponedlos a prueba, para ver si son lo que dicen ser. Porque el mundo está lleno de falsos profetas.
Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos los unos a los otros.
Ha sido Jesucristo quien nos dio este mandamiento: «¡Amad a Dios, y amad también a los hermanos!».
Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios.