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Proverbios 26:4 - Biblia Martin Nieto

No respondas al necio según su insensatez, para que no te hagas semejante a él tú también.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, Para que no seas tú también como él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

No respondas a los argumentos absurdos de los necios o te volverás tan necio como ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

No respondas a las estupideces de un imbécil, te volverías como él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

No respondas al necio según su necedad, No sea que te iguales a él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No respondas al necio según su necedad, no sea que tú mismo te iguales a él.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No respondas al necio conforme a su necedad, para que no seas tú también como él.

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Otras versiones



Proverbios 26:4
14 Referencias Cruzadas  

siguió el de los jóvenes y les habló de esta manera: 'Mi padre os puso un yugo pesado, yo lo haré más pesado todavía; mi padre os castigó con azotes, yo os castigaré con latigazos'.


Los israelitas, al ver que el rey no les había hecho caso, le replicaron: '¿Qué tenemos que ver nosotros con David? ¡No tenemos ninguna heredad en común con el hijo de Jesé! ¡Cada uno a sus casas, Israel! Mira tú ahora por tu casa, David'. Y los israelitas se fueron a sus casas.


Comenzar un pleito es abrir un dique, retírate antes de complicarte en él.


No hables a oídos de necio, porque despreciará la sabiduría de tus discursos.


Responde al necio según su insensatez, para que no se tenga por sabio.


Cuando un sabio discute con un insensato, ya se irrite éste, ya se ría, a ninguna solución llegará.


Ellos guardaron silencio y no le respondieron nada, porque ésta era la orden del rey: 'No le contestéis'.


'No deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas a los puercos, no sea que las pisoteen, se vuelvan contra vosotros y os despedacen'.


no devolváis mal por mal ni injuria, por injuria sino todo lo contrario bendecid siempre pues para esto habéis sido llamados para ser herederos de la bendición.


El mismo arcángel Miguel, cuando luchaba con el demonio disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a echarle una maldición, sino que dijo: Que el Señor te reprenda.