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Mateo 8:16 - Biblia Martin Nieto

Al anochecer, le presentaron muchos endemoniados; y con su palabra echó a los espíritus y curó a todos los enfermos,

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Biblia Reina Valera 1960

Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Aquella noche, le llevaron a Jesús muchos endemoniados. Él expulsó a los espíritus malignos con una simple orden y sanó a todos los enfermos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Al atardecer le llevaron muchos endemoniados. Él expulsó a los espíritus malos con una sola palabra, y sanó también a todos los enfermos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Al atardecer le trajeron muchos endemoniados, y con su° palabra echó los demonios y sanó a todos los enfermos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Llegada la tarde, le presentaron muchos endemoniados. Expulsó con su palabra a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y caída la tarde, trajeron a Él muchos endemoniados; y con su palabra echó fuera a los espíritus, y sanó a todos los que estaban enfermos:

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Otras versiones



Mateo 8:16
17 Referencias Cruzadas  

Les dijo: 'Si verdaderamente escuchas la voz del Señor, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, prestas oído a sus mandatos y observas todos sus estatutos, no enviaré sobre ti ninguna de las plagas con que castigué a los egipcios, porque yo soy el Señor, tu salvador'.


Entonces le presentaron un endemoniado ciego y mudo y lo curó, de manera que el mudo hablaba y veía.


Al desembarcar y ver a tanta gente, se compadeció de ella y curó a sus enfermos.


y desapareció la fiebre; ella se levantó y se puso a atenderle.


Los porqueros huyeron y, al llegar al pueblo, contaron todo, también lo de los endemoniados.


De pronto le llevaron un paralítico tendido en una camilla. Jesús al ver su fe, dijo al paralítico: 'Ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados'.


Le trajeron entre cuatro un paralítico.


Es que Jesús le había ordenado: '¡Espíritu impuro, sal de ese hombre!'.


Jesús, al ver que acudía más gente, increpó al espíritu inmundo diciendo: 'Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno: Sal del muchacho y nunca más vuelvas a entrar en él'.


Jesús, al verla, la llamó y le dijo: 'Mujer, quedas libre de tu enfermedad'.


A la puesta del sol, todos los que tenían enfermos de cualquier dolencia se los llevaron; Jesús imponía las manos sobre cada uno de ellos y los curaba.


De muchos salían también los demonios, gritando: 'Tú eres el hijo de Dios'. Pero los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el mesías.


y hasta sacaban los enfermos a las plazas y los ponían en camillas y angarillas para que, al pasar Pedro, al menos su sombra tocase alguno de ellos.