La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Levítico 11:7 - Biblia Martin Nieto

el cerdo, de pezuña partida, pero no rumiante.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

El cerdo tiene pezuñas partidas de manera pareja, pero no rumia, también es impuro.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

El cerdo, que tiene la pezuña partida, hendida en dos uñas, pero no rumia, será impuro para ustedes.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

También el cerdo, aunque tiene pezuña y es de pezuña hendida, no rumia, será inmundo para vosotros.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

el cerdo, que tiene la pezuña hendida y el casco partido, pero no rumia, será inmundo para vosotros.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

También el puerco, aunque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo.

Ver Capítulo
Otras versiones



Levítico 11:7
11 Referencias Cruzadas  

habitando en sepulcros, pasando la noche en rincones secretos, comiendo carne de cerdo, echando en sus platos carne inmunda


Los que se santifican y purifican para ir a los huertos detrás de alguien que va en medio, que comen carne de cerdo, de reptiles o ratones, perecerán a una con sus obras y sus proyectos, dice el Señor.


Se sacrifica un toro, se mata a un hombre, se inmola una oveja, se estrangula un perro; se ofrece sangre de cerdo, se quema incienso adorando a un ídolo. Como ellos gustan de seguir sus caminos y su alma se complace en sus horrores,


los rumiantes de pezuña partida.


la liebre, rumiante, pero no es de pezuña partida;


No comeréis sus carnes ni tocaréis sus cadáveres; los tendréis por impuros.


'No deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas a los puercos, no sea que las pisoteen, se vuelvan contra vosotros y os despedacen'.


Se fue a servir a casa de un hombre del país, que le mandó a sus tierras a guardar cerdos.


Los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y la piara se lanzó al lago por un precipicio y se ahogó.


De la misma manera el cerdo, que tiene la pezuña partida, pero no es rumiante: debéis tenerlo por impuro. No comeréis sus carnes ni tocaréis sus cadáveres.