nos ha salvado, no por la justicia que hayamos practicado, sino por puro amor, mediante el bautismo regenerador y la renovación del Espíritu Santo,
Juan 13:8 - Biblia Martin Nieto Pedro dijo: 'Jamás me lavarás los pies'. Jesús le replicó: 'Si no te lavo, no tendrás parte conmigo'. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Biblia Nueva Traducción Viviente —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! —Si no te lavo —respondió Jesús—, no vas a pertenecerme. Biblia Católica (Latinoamericana) Pedro replicó: 'Jamás me lavarás los pies. Jesús le respondió: 'Si no te lavo, no podrás tener parte conmigo. La Biblia Textual 3a Edicion Le dice Pedro: ¡No me lavarás los pies jamás! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dícele Pedro: 'No me lavarás los pies jamás'. Jesús le contestó: 'Si no te lavo, no tendrás parte conmigo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. |
nos ha salvado, no por la justicia que hayamos practicado, sino por puro amor, mediante el bautismo regenerador y la renovación del Espíritu Santo,
Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lava tus pecados invocando su nombre.
acerquémonos con un corazón sincero, con fe perfecta, purificados los corazones de toda mancha de la que tengamos conciencia, y el cuerpo lavado con agua pura.
Eso erais antes algunos; pero habéis sido lavados, consagrados y justificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
Os rociaré con agua pura y os purificaré de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos.
Yo le respondí: 'Señor, tú lo sabes'. Él me dijo: 'Ésos son los supervivientes de la gran persecución, y han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del cordero.
y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el rey de los reyes de la tierra. A aquel que nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su propia sangre,
Estas cosas pueden tener un aspecto de sabiduría, porque manifiestan cierta religiosidad, cierta humildad y un desprecio por el cuerpo; pero, en realidad, no tienen valor alguno, pues sólo tienden a satisfacer los apetitos carnales.
Que nadie, con simulada humildad o culto de ángeles, os niegue el premio de la victoria, metiéndose en cosas que no ha visto, presumiendo vanamente a la luz de su inteligencia carnal,
Jesús respondió: 'Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
En aquel día brotará un manantial para la casa de David y los habitantes de Jerusalén, para lavar los pecados e impurezas.
Cuando el Señor haya lavado la mancha de las hijas de Sión y haya limpiado a Jerusalén de la sangre en ella derramada, cuando dicte la sentencia y ejecute la pena,
Pedro le dijo: 'Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré'. Y lo mismo dijeron todos los demás.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderle: '¡Dios te libre, Señor! ¡No te sucederá eso!'.
Pero él repuso: 'Mi hijo no bajará con vosotros; su hermano ha muerto y ha quedado sólo él; si le sucede alguna desgracia en el viaje que vais a emprender, del dolor haríais bajar mis canas a la tumba'.
Al llegar a Simón Pedro, éste le dijo: 'Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?'.
Allí os regocijaréis en presencia del Señor, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos e hijas, vuestros siervos y siervas y el levita que habita entre vosotros, ya que él no tiene parte ni herencia con vosotros.
Se encontraba allí un hombre perverso, llamado Sebá, hijo de Bicrí, un benjaminita, que tocó la trompeta y dijo: 'Nosotros no tenemos parte con David, nosotros no tenemos herencia con el hijo de Jesé. ¡Cada uno a sus tiendas, Israel!'.
Los israelitas, al ver que el rey no les había hecho caso, le replicaron: '¿Qué tenemos que ver nosotros con David? ¡No tenemos ninguna heredad en común con el hijo de Jesé! ¡Cada uno a sus casas, Israel! Mira tú ahora por tu casa, David'. Y los israelitas se fueron a sus casas.
Simón Pedro dijo: 'Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza'.