Rubén volvió a la cisterna, y José ya no estaba allí. Rasgó sus vestiduras,
Josué 7:6 - Biblia Martin Nieto Josué rasgó sus vestiduras y se postró rostro en tierra delante del arca del Señor hasta la tarde, y con él los ancianos de Israel; todos se echaron polvo sobre sus cabezas. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Josué y los ancianos de Israel rasgaron sus ropas en señal de aflicción, se echaron polvo sobre la cabeza y se inclinaron rostro en tierra ante el arca del Señor hasta que cayó la tarde. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Josué rasgó su ropa y estuvo postrado con el rostro en tierra ante el Arca de Yavé hasta la tarde. El y los ancianos de Israel se echaron polvo en sus cabezas. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Josué rasgó sus vestidos, y cayó sobre su rostro en tierra ante el Arca° de YHVH hasta la tarde, él y los ancianos de Israel, y se echaron polvo sobre sus cabezas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces Josué rasgó sus vestiduras y cayó rostro en tierra ante el arca de Yahveh hasta el atardecer, junto con los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Josué rompió sus vestiduras, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. |
Rubén volvió a la cisterna, y José ya no estaba allí. Rasgó sus vestiduras,
Jacob rasgó sus vestiduras, se puso un saco a la cintura y guardó luto por su hijo durante muchos días.
Entonces David se rasgó las vestiduras, y todos los que estaban con él hicieron lo mismo.
Se lamentaron, lloraron y ayunaron hasta la tarde por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, porque habían caído bajo la espada.
Al tercer día llegó un hombre del campamento de Saúl, con los vestidos desgarrados y la cabeza cubierta de polvo. Cuando llegó donde estaba David, se postró rostro en tierra.
David rogó a Dios por el niño: ayunó rigurosamente, se retiró y pasó la noche acostado en el suelo.
Entonces Tamar echó polvo en su cabeza, rasgó la túnica y con las manos en la cabeza se marchó gritando.
Entonces el rey se levantó, rasgó sus vestiduras y se echó por tierra. Y todos sus servidores que estaban con él rasgaron también sus vestiduras.
Mientras Esdras oraba y hacía esta confesión llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó junto a él una gran multitud de israelitas, mujeres y niños; todos lloraban amargamente.
El día veinticuatro de aquel mismo mes, los israelitas, vestidos de saco y cubierta de tierra la cabeza, se congregaron para el ayuno.
Apenas supo Mardoqueo lo que se había hecho, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y ceniza y salió por la ciudad lanzando gritos de dolor: '¡Un pueblo inocente va a ser exterminado!'.
En todas las provincias y lugares donde fue publicado el edicto del rey no había más que luto, ayunos, lloros y lamentos por parte de los judíos. El saco y las cenizas fueron el lecho de muchos.
Entonces Job se levantó, rasgó sus vestiduras y se rapó la cabeza. Luego cayó en tierra, adoró y dijo:
Al levantar sus ojos desde lejos no lo reconocieron, y se pusieron a llorar a grandes voces, rasgando cada uno su manto y esparciendo polvo sobre sus cabezas.
En tierra están sentados y enmudecen los ancianos de la hija de Sión; han esparcido ceniza en su cabeza, se han vestido de sayal; doblegan su cabeza hasta la tierra las doncellas de Jerusalén.
Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, que habían estado entre los exploradores de la tierra, se rasgaron las vestiduras
Cayeron sobre sus rostros y dijeron: '¡Oh, Dios, Dios del espíritu de todo viviente! ¿Ha pecado uno solo, y tú te irritas contra toda la comunidad?'.
Cuando se enteraron de ello los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestidos y se lanzaron entre la gente gritando:
Y Josué exclamó: 'Señor, ¿por qué has hecho pasar el Jordán a este pueblo, si es para entregarlo en manos del amorreo y destruirnos? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!
Y echándose polvo en sus cabezas, gritaban; y llorando y lamentándose, decían: ¡Ay, ay de la gran ciudad, que con su opulencia enriqueció a cuantos tenían naves en el mar, y en un momento ha sido desolada!
Cuando la vio, rasgó sus vestiduras y gritó: '¡Ah, hija mía, infortunado de mí! Tú eres la causa de mi desgracia, pues he hecho una promesa al Señor y no puedo desdecirme'.
Entonces los israelitas se hicieron fuertes y volvieron a presentar batalla en el mismo lugar del día anterior.
Entonces todo el ejército de Israel y todo el pueblo fueron a Betel y allí lloraron ante el Señor y ayunaron aquel día hasta la tarde y ofrecieron al Señor holocaustos y sacrificios de reconciliación.
El pueblo fue a Betel y estuvo allí hasta la tarde ante Dios, levantando su voz y haciendo gran llanto, y decían:
Un hombre de Benjamín escapó corriendo de las filas del ejército, y llegó aquel mismo día a Silo con los vestidos destrozados y la cabeza cubierta de polvo.