Cuando en el país haya hambre, peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, si el enemigo los asedia en alguna de sus ciudades; en cualquier plaga o enfermedad,
Joel 1:4 - Biblia Martin Nieto Lo que dejó el saltamontes lo devoró la langosta, lo que dejó la langosta lo devoró el cigarrón, lo que dejó el cigarrón lo devoró la caballeta. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado. Biblia Nueva Traducción Viviente Después de que la oruga devoró las cosechas, ¡el pulgón acabó con lo que quedaba! Luego vino el saltamontes y llegó también la langosta. Biblia Católica (Latinoamericana) Lo que dejó el gusano, lo devoró la langosta; lo que dejó la langosta, lo devoró el pulgón; lo que dejó el pulgón, lo devoró el grillo. La Biblia Textual 3a Edicion Lo que dejó° la langosta lo comió el saltón, Lo que dejó el saltón lo comió el saltamontes, Y lo que dejó el saltamontes lo comió el cigarrón.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Lo que dejó el grillo lo devoró el saltamontes; lo que dejó el saltamontes lo devoró la langosta; lo que dejó la langosta lo devoró la caballeta. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Lo que dejó la oruga, lo comió la langosta, y lo que dejó la langosta, lo comió el pulgón; y el revoltón comió lo que el pulgón había dejado. |
Cuando en el país haya hambre, peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, si el enemigo los asedia en alguna de sus ciudades; en cualquier plaga o enfermedad,
Cuando en el país haya hambre, peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, o el enemigo del pueblo asedie una de sus ciudades, o cuando hubiere cualquier otra plaga o epidemia,
Cuando yo cierre el cielo y no haya lluvia, cuando ordene a la langosta devorar la tierra, cuando envíe la peste sobre mi pueblo,
que cubrirá la faz de la tierra y devorará lo que quedó salvo del granizo. Devorará todo árbol que crece en vuestros campos.
Se hace botín como lo hacen los grillos, saltan sobre él como saltan las langostas.
El Señor omnipotente ha jurado por sí mismo: Yo te inundaré de hombres como de langostas, y levantarán sobre ti el grito de triunfo.
Alzad bandera por la tierra, tocad la trompeta entre las naciones, preparad pueblos contra ella, convocad contra ella a los reinos de Ararat, Miní y Asquenaz; enviad contra ella el oficial de reclutamiento, lanzad los caballos como nube de langostas erizadas.
Yo os compensaré de los años en que os devoraron el saltamontes, la langosta, el cigarrón y la caballeta, mi gran ejército que envié contra vosotros.
Herí con tizón y añublo vuestros jardines y vuestras viñas; vuestras higueras y vuestros olivos los devoró la langosta, ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.
El Señor Dios me hizo ver esto: Él producía langostas al comenzar a crecer el heno tardío, el heno después de la corta del rey.
Alejaré de vosotros la voraz langosta para que no os destruya los frutos del suelo y no sea estéril la viña en el campo -dice el Señor todopoderoso-.
Todos tus árboles y los frutos de tu tierra serán devorados por la langosta.