Y esto no es más que el contorno de sus obras, pues tan sólo captamos un apagado eco. El trueno en su poder, ¿quién lo podrá alcanzar?
Génesis 1:2 - Biblia Martin Nieto La tierra era soledad y caos, y las tinieblas cubrían el abismo; y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Biblia Nueva Traducción Viviente La tierra no tenía forma y estaba vacía, y la oscuridad cubría las aguas profundas; y el Espíritu de Dios se movía en el aire sobre la superficie de las aguas. Biblia Católica (Latinoamericana) todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el Espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las Aguas. La Biblia Textual 3a Edicion Pero la tierra llegó a estar desolada° y vacía, y había tinieblas sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se cernía° sobre la faz de las aguas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 La tierra era una masa informe y caótica. Había tiniebla sobre la faz del abismo y el hálito de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y la tierra estaba sin forma y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. |
Y esto no es más que el contorno de sus obras, pues tan sólo captamos un apagado eco. El trueno en su poder, ¿quién lo podrá alcanzar?
Él extiende el septentrión sobre el vacío, sobre la nada suspende la tierra,
Con su palabra el Señor hizo los cielos y con el soplo de su boca todo lo que hay en ellos.
Cuando el abismo no existía, fui yo engendrada; cuando no había fuentes, ricas en aguas.
Como pájaros que vuelan, así el Señor omnipotente protegerá a Jerusalén: la protegerá, la salvará, la perdonará, la liberará.
Esto dice el Señor, el que creó los cielos, el que es Dios, el que formó la tierra y la creó, el que la estableció y no la creó vacía, sino que la formó para ser habitada; yo, el Señor, y nadie más:
Robad la plata, robad el oro. ¡Son innumerables las reservas, verdaderos montones de objetos preciosos!
Como el águila, que incita a su nidada / revoloteando sobre sus polluelos, / así desplegó él sus alas y los tomó, / los llevó sobre sus plumas.