La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Apocalipsis 9:19 - Biblia Martin Nieto

Porque el poder de los caballos está en sus bocas y en sus colas; sus colas, parecidas a las serpientes, tienen cabezas, de las que se sirven para dañar.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

El poder de estos caballos estaba en la boca y en la cola, pues sus colas tenían cabezas como de serpiente, con el poder para herir a la gente.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Es temible la boca de los caballos, pero también lo son las colas. Pues las colas son como serpientes y terminan en cabezas con las que causan daño.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Pues el poder° de los caballos está en sus bocas y en sus colas, porque sus colas son semejantes a serpientes, que tienen cabezas, y con ellas dañan.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues el poder de los caballos está en sus fauces y en sus colas. Sus colas son semejantes a serpientes provistas de cabezas con las que causan daño.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque su poder está en su boca y en sus colas; porque sus colas eran semejantes a serpientes, y tenían cabezas, y con ellas dañan.

Ver Capítulo
Otras versiones



Apocalipsis 9:19
5 Referencias Cruzadas  

Los guías de este pueblo lo extravían, y los guiados se han perdido.


para que no seamos niños vacilantes y no nos dejemos arrastrar por ningún viento de doctrina al capricho de gente astuta que induce al error;


sus colas, como las de los escorpiones, con aguijones, tienen el poder de dañar a los hombres durante cinco meses.


La tercera parte de los hombres fue exterminada por estas tres plagas, fuego, humo y azufre, que salían de las bocas de los caballos.


Los demás hombres que no fueron exterminados por estas plagas no se arrepintieron de las obras de sus manos, ni cesaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no podían ni ver, ni oír, ni caminar;