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1 Samuel 26:12 - Biblia Martin Nieto

David tomó de la cabecera de Saúl la lanza y el jarro de agua y se fueron. Nadie los vio; nadie se dio cuenta; nadie se despertó, pues todos dormían, porque el Señor había hecho caer sobre ellos un profundo sueño.

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Biblia Reina Valera 1960

Se llevó, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces David mismo tomó la lanza y la jarra de agua que estaban cerca de la cabeza de Saúl. Luego él y Abisai escaparon sin que nadie los viera ni despertara, porque el Señor hizo que los hombres de Saúl cayeran en un sueño profundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

David tomó la lanza y la cantimplora que estaban al lado de Saúl y se fueron. Nadie lo vio, nadie lo supo, nadie se movió; todos dormían porque Yavé les había enviado un sueño muy pesado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Tomó David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que lo viera ni se diera cuenta, ni nadie que se despertara. Todos dormían, porque un profundo sueño de parte de YHVH había caído sobre ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Tomó, pues, David la lanza y el jarro de agua que había a la cabecera de Saúl, y se fueron. Nadie los vio, nadie se dio cuenta, nadie se despertó; todos ellos dormían, porque un profundo sueño enviado por Yahveh se había apoderado de ellos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Tomó, pues, David la lanza y la botija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y nadie lo vio ni lo supo, ni despertó, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos.

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Otras versiones



1 Samuel 26:12
7 Referencias Cruzadas  

Cuando el sol estaba ya para ponerse, cayó sobre Abrán un sueño profundo y le envolvió una oscuridad terrorífica.


Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un sueño profundo, y mientras dormía le quitó una de sus costillas, poniendo carne en su lugar.


No pudiendo el rey aquella noche conciliar el sueño, pidió que le trajesen el libro de los anales o crónicas y que se las leyeran.


porque el Señor ha derramado sobre vosotros un espíritu de sopor, ha cerrado vuestros ojos: los profetas, y ha velado vuestras cabezas: los videntes.


Llegó a los rediles de las ovejas que hay junto al camino; allí hay una cueva, y Saúl entró en ella para hacer sus necesidades. David y sus hombres estaban escondidos en el fondo de la cueva.


David pasó al extremo opuesto y se detuvo a lo lejos sobre la cumbre de la montaña; había entre ellos un gran trecho.


David y Abisay fueron de noche al campamento; Saúl estaba acostado en el centro del campamento y dormía, con su lanza clavada en la tierra, junto a su cabecera. Abner y la tropa estaban acostados a su alrededor.