En verdad, en verdad te digo que hablamos de lo que sabemos; y testificamos de lo que hemos visto. Pero ustedes no reciben nuestro testimonio.
Juan 3:12 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011 Si les hablé de cosas terrenales y no creen, ¿cómo creerán si les hablo de las celestiales? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora bien, si no me creen cuando les hablo de cosas terrenales, ¿cómo creerán si les hablo de cosas celestiales? Biblia Católica (Latinoamericana) Si ustedes no creen cuando les hablo de cosas de la tierra, ¿cómo van a creer si les hablo de cosas del Cielo? La Biblia Textual 3a Edicion Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo las celestiales? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Si no creéis cuando os hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo vais a creer cuando os hablo de las cosas del cielo? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? |
En verdad, en verdad te digo que hablamos de lo que sabemos; y testificamos de lo que hemos visto. Pero ustedes no reciben nuestro testimonio.
Yahoshúa le respondió: “En verdad, en verdad te digo que a menos que uno nazca de nuevo no puede ver el reino de Yahweh”.
Yahoshúa respondió: “En verdad, en verdad te digo que a menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Elohim.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del espíritu”.
Indiscutiblemente, grande es el misterio de nuestra fe: “Él* se manifestó en la carne, fue justificado por el espíritu, visto por los mensajeros, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, y recibido arriba en gloria”.
De esto tenemos mucho que decir, aunque es difícil de explicar, porque ustedes se han vuelto tardos para oír.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Elohim, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados.