Pero él dijo: “Mi hijo no debe ir contigo, porque su hermano está muerto y sólo me queda él. Si se encuentra con un desastre en el viaje que vas a hacer, harás bajar mi cabeza blanca con dolor a la sepultura”.
Juan 13:8 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011 Kefá le dijo: “¡Jamás me lavarás los pies!” Yahoshúa le respondió: “Si no te lavo, no tienes parte conmigo”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Biblia Nueva Traducción Viviente —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! —Si no te lavo —respondió Jesús—, no vas a pertenecerme. Biblia Católica (Latinoamericana) Pedro replicó: 'Jamás me lavarás los pies. Jesús le respondió: 'Si no te lavo, no podrás tener parte conmigo. La Biblia Textual 3a Edicion Le dice Pedro: ¡No me lavarás los pies jamás! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dícele Pedro: 'No me lavarás los pies jamás'. Jesús le contestó: 'Si no te lavo, no tendrás parte conmigo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. |
Pero él dijo: “Mi hijo no debe ir contigo, porque su hermano está muerto y sólo me queda él. Si se encuentra con un desastre en el viaje que vas a hacer, harás bajar mi cabeza blanca con dolor a la sepultura”.
Ocurrió que se hallaba allí un hombre perverso que se llamaba Sheva hijo de Bikhrí, un binyaminita. Este tocó el shofar y proclamó: “¡Nosotros no tenemos parte en Dawid ni heredad en el hijo de Yishay! ¡Cada uno a su morada, oh Yisrael!”
Cuando todo Yisrael vio que el rey no les había hecho caso, el pueblo le respondió al rey: “¡No tenemos parte con Dawid! ¡No tenemos herencia en el hijo de Yishay! ¡A tus moradas, Yisrael! ¡Vela ahora por tu propia casa, oh Dawid!” Entonces los Yisraelitas se fueron a sus moradas.
Purifícame con hisopo para que quede limpio; lávame hasta que quede más blanco que la nieve.
Cuando Adonay haya lavado la inmundicia de las hijas de Tsiyón, y haya enjuagado la sangre de en medio de Yerushalem –con espíritu de juicio y con espíritu de purificación–
Entonces esparciré sobre ustedes agua pura, y serán purificados de todas sus impurezas. Los purificaré de todos sus ídolos.
En ese día se abrirá una fuente para la Casa de Dawid y para los habitantes de Yerushalem, para la purificación y la limpieza.
Kefá lo tomó aparte y comenzó a reprenderlo diciendo: “Maestro, ten compasión de ti mismo. ¡Jamás te suceda eso!”
Kefá le dijo: “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré”. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
Entonces, cuando llegó a Shimón Kefá, éste le dijo: “Maestro, ¿tú me lavas los pies a mí?”
Shimón Kefá le dijo: “Maestro, entonces, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza”.
Yahoshúa respondió: “En verdad, en verdad te digo que a menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Elohim.
Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y sumérgete, y lava tus pecados, invocando su nombre’”.
Y esto eran algunos de ustedes, pero ya se han lavado, pero ya se han santificado, pero ya los han justificado mediante el nombre del Maestro Yahoshúa el Mashíaj y mediante el espíritu de nuestro Elohim.
a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra,
Y ustedes se alegrarán delante de Yahweh su Elohim con sus hijos e hijas y con sus esclavos y esclavas, junto con el lewita en sus asentamientos, porque él no tiene parte territorial entre ustedes.
No se dejen quitar su premio por esos que fingen humildad y culto a los mensajeros, que se apoyan en visiones, envanecidos sin razón por su mente carnal,
Semejantes prácticas tienen apariencia de sabiduría, pues se trata de un culto voluntario, de humillación propia y de austeridad para el cuerpo; pero no tienen ningún valor contra los apetitos carnales.
él nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiésemos hecho, sino según su misericordia; por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación del espíritu de santidad,
acerquémonos con corazón sincero, con la plena certidumbre de la fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
y de parte de Yahoshúa el Mashíaj, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con su sangre,
Y yo le dije: “Maestro mío, usted lo sabe”. Y él me dijo: “Estos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.