Estando él en Bet-Hiní sentado a la mesa en casa de Shimón el leproso, vino una mujer que tenía un frasco de mármol con perfume de nardo puro de gran precio. Y quebrando el frasco de mármol, lo derramó sobre la cabeza de Yahoshúa.
Juan 11:2 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011 Miryam fue la que ungió al Maestro con perfume y le secó los pies con sus cabellos. Y Elazar, que estaba enfermo, era su hermano. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.) Biblia Nueva Traducción Viviente María era la misma mujer que tiempo después derramó el perfume costoso sobre los pies del Señor y los secó con su cabello. Su hermano, Lázaro, estaba enfermo. Biblia Católica (Latinoamericana) Esta María era la misma que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el enfermo. La Biblia Textual 3a Edicion (Y Miriam, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era aquella que había ungido al Señor con perfume, y enjugado los pies con sus cabellos.)° Biblia Serafín de Ausejo 1975 María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con sus cabellos. Lázaro, el que había caído enfermo, era su hermano. Biblia Reina Valera Gómez (2023) (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies con sus cabellos.) |
Estando él en Bet-Hiní sentado a la mesa en casa de Shimón el leproso, vino una mujer que tenía un frasco de mármol con perfume de nardo puro de gran precio. Y quebrando el frasco de mármol, lo derramó sobre la cabeza de Yahoshúa.
y los envió donde el Maestro, para preguntarle: “¿Eres tú el que había de venir, o debemos esperar a otro?”
Marta le dijo a Yahoshúa: “Maestro, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Entonces sus hermanas le mandaron decir: “Maestro, mira, tu amigo está enfermo”.
Luego, cuando Miryam llegó al lugar donde estaba Yahoshúa y lo vio, se postró a sus pies diciéndole: “Maestro, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”.
Entonces Miryam, que había traído una libra de perfume de nardo puro de mucho valor, ungió los pies de Yahoshúa y los limpió con sus cabellos. Y la casa se llenó con el olor del perfume.
Pues bien, si yo, el Maestro y el Rabí, les lavé los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.