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2 Samuel 21:4 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

Los guibonitas le respondieron: “No tenemos reclamo de plata ni oro contra Shaúl ni contra su casa; tampoco queremos reclamar la vida de nadie en Yisrael”. Y [Dawid] les dijo: “Cualquier cosa que digan la haré por ustedes”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis, haré.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—Bueno, el dinero no puede resolver este asunto entre nosotros y la familia de Saúl —le contestaron los gabaonitas—. Tampoco podemos exigir la vida de cualquier persona de Israel. —¿Qué puedo hacer entonces? —preguntó David—. Solo díganme, y lo haré por ustedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Los gabaonitas le respondieron: 'No tenemos ningún problema de plata o de oro ni con Saúl ni con su familia, ni tampoco queremos que haya más víctimas en Israel'. David les dijo: 'Haré por ustedes lo que me digan'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y los gabaonitas le respondieron: No nos importa la plata ni el oro de Saúl o de su casa, ni nos corresponde dar muerte a nadie en Israel. Y él dijo: Haré por vosotros lo que digáis.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Respondiéronle los gabaonitas: 'No es cuestión de plata ni de oro la que tenemos con Saúl y su familia, ni queremos dar muerte a nadie en Israel'. Él les contestó: 'Yo haré por vosotros lo que me digáis'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Haré por vosotros lo que digáis.

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Otras versiones



2 Samuel 21:4
5 Referencias Cruzadas  

Él dijo: “¿Cuánto quieres que te pague?” Y Yaaqov dijo: “¡No me pagues nada! Volveré a pastorear y a cuidar tus rebaños si haces esto por mí:


Ustedes no deben aceptar un rescate por la vida de un asesino que es culpable de un crimen capital; se le debe dar muerte.


Tampoco deben aceptar rescate en lugar de la huida a una ciudad de refugio, permitiéndole a uno volver a vivir en su tierra antes de la muerte del sacerdote.