La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




2 Samuel 11:3 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

y el rey mandó alguien a preguntar por la mujer. Este informó: “Ella es BatSheva hija de Eliam [y] esposa de Uriyah el jetita”

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Luego envió a alguien para que averiguara quién era la mujer y le dijeron: «Es Betsabé, hija de Eliam y esposa de Urías el hitita».

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

David preguntó por la mujer y le respondieron: 'Es Betsabé, hija de Eliam, la esposa de Urías el hitita'.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Y David envió a indagar acerca de la mujer, y uno dijo: ¿No es ésta Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo?

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Mandó averiguar quién era aquella mujer, y le dijeron: 'Es Betsabé, hija de Elián, esposa de Urías, el hitita'.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquélla es Betsabé hija de Eliam, esposa de Urías heteo.

Ver Capítulo
Otras versiones



2 Samuel 11:3
10 Referencias Cruzadas  

pero el pobre no tenía más que una sola corderita que había comprado. Él la había criado y ésta había crecido junto con él y sus hijos; ella comía de su bocado de pan, bebía de su vaso, y dormía en su seno; era como una hija para él.


Elifélet hijo de Ajashbay, hijo del Maakhatita; Eliam hijo de Ajitófel el guilonita;


Uriyah el jetita. Entre todos eran treinta y siete.


Porque Dawid había hecho lo que era agradable para Yahweh y no se había apartado en toda su vida de nada de lo que le había mandado, excepto en el asunto de Uriyah el jetita.


Uriyah el jetita; Zabad hijo de Ajlay;


Estos le nacieron en Yerushaláyim: Shimá, Shobav, Natán y Shelomoh, cuatro de Bat-Shúa, hija de Amiel;


No codicies su belleza ni te dejes cautivar por sus ojos.


Eran caballos bien alimentados, lujuriosos, cada cual relinchaba por la mujer de su prójimo.