Cuando Yitsjaq llegó a viejo, y tenía ya los ojos muy débiles para poder ver, llamó a su hijo mayor Esaw y le dijo: “Hijo mío”. Él respondió: “Aquí estoy”.
1 Samuel 3:2 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011 Un día Elí estaba dormido en su lugar acostumbrado; sus ojos habían empezado a fallar y casi no podía ver. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, Biblia Nueva Traducción Viviente Una noche, Elí, que para entonces estaba casi ciego, ya se había acostado. Biblia Católica (Latinoamericana) Ese día estaba Helí acostado en su cama; sus ojos estaban tan débiles que ya no veía. La Biblia Textual 3a Edicion Por ese tiempo aconteció que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse y no podía ver, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cierto día Elí estaba ya acostado en su aposento. Sus ojos habían comenzado a debilitarse y no podía ver. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse, que no podía ver, |
Cuando Yitsjaq llegó a viejo, y tenía ya los ojos muy débiles para poder ver, llamó a su hijo mayor Esaw y le dijo: “Hijo mío”. Él respondió: “Aquí estoy”.
Para entonces los ojos de Yisrael estaban nublados por la edad; no podía ver. Así que [Yosef] se los acercó, y él los besó y los abrazó.
Pero su padre objetó, diciendo: “Lo sé, hijo mío, lo sé. Él también llegará a ser un pueblo, y también será grande. Pero su hermano menor será más grande que él, y su linaje será suficientemente numeroso para formar naciones”.
La esposa de Yarovam lo hizo así. Se levantó, fue a Shiloh y llegó a la casa de Ajiyahu. Ajiyahu ya no podía ver, pues su vista se le había oscurecido a causa de su vejez;
El lapso de nuestra vida es de setenta años, y quizás los más robustos lleguen a ochenta; pero todo lo que nos dejan es afán y trabajo, porque pronto pasan y quedamos en tinieblas.
Cuando tiemblen los guardias de la casa y se dobleguen los hombres valerosos; cuando estén inactivas las muelas, por quedar pocas, y se oscurezcan los que miran por las ventanas;
Ahora Elí estaba muy viejo. Cuando oyó todo lo que estaban haciendo sus hijos a todo Yisrael, y cómo se acostaban con las mujeres que realizaban tareas a la entrada de la Carpa de Reunión,
Para entonces Elí contaba con noventa y ocho años de edad; tenía los ojos fijos con una mirada ciega.