No entres por el camino del impío, Ni vayas por la senda de los malos.
No entres por la vereda de los impíos, Ni vayas por el camino de los malos.
No hagas lo que hacen los perversos ni sigas el camino de los malos.
¡Pero, no tomes el camino de los malvados, no vayas por el sendero de los malos!
No sigas la senda de los malvados, no recorras el camino de los perversos;
No entres en la senda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos.
No te juntes con gente malvada ni sigas su mal ejemplo.
¡Cuán bienaventurado es el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni se detuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado!
No os dejéis engañar; las malas compañías corrompen las buenas costumbres.
Hijo mío, no los acompañes en su camino, Aparta tu pie de sus senderos,
Hijo mío, si los pervertidos te quieren seducir, No consientas.
Quien con sabios anda, sabio será, Pero el que se allega a necios, se echa a perder.
¡Dejad las simplezas y vivid, Y andad por el camino de la inteligencia!
Esquívalo, no pases por él, Desvíate de él, pasa de largo.
Aleja de ella tu camino, No te acerques a la puerta de su casa,
Pasando por la calle, junto a su esquina, Y caminando en dirección a casa de ella,
No sea que te acostumbres a sus caminos, Y pongas lazo a tu propia alma.
No envidies a los malvados, Ni desees estar con ellos,