Palabra de YHVH que recibió Jeremías, después que Nabuzaradán, capitán de la guardia, lo envió desde Ramá, cuando lo encontró encadenado entre todos los cautivos de Jerusalem y de Judá que iban deportados a Babilonia.
Jeremías 39:9 - La Biblia Textual 3a Edicion Al resto del pueblo que había quedado en la ciudad y a los que se habían pasado a ellos, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los hizo llevar cautivos a Babilonia, junto con el remanente del pueblo. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán capitán de la guardia los transportó a Babilonia. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó cautivas a Babilonia a las personas que quedaban en la ciudad, a las que habían desertado para unirse a sus filas y a todas las que quedaban. Biblia Católica (Latinoamericana) Nebuzardán, comandante de la guardia, desterró a Babilonia al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían rendido a él y a los pocos artesanos que aún había. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Nabuzardán, jefe de la escolta, deportó a Babilonia al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado a él y al resto de los artesanos que quedaban. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, los trasportó a Babilonia Nabuzaradán, capitán de la guardia. Biblia Traducción en Lenguaje Actual El comandante de la guardia personal del rey, que se llamaba Nebuzaradán, se llevó presos a Babilonia a todos los que quedaban en Jerusalén, y también a los que apoyaban a los babilonios. |
Palabra de YHVH que recibió Jeremías, después que Nabuzaradán, capitán de la guardia, lo envió desde Ramá, cuando lo encontró encadenado entre todos los cautivos de Jerusalem y de Judá que iban deportados a Babilonia.
Mientras tanto, los madianitas lo habían vendido en Egipto a Potifar, eunuco° de Faraón, jefe de los guardias.
Los capturó pues Nabuzaradán, capitán de la guardia, y los llevó ante el rey de Babilonia en Ribla.
Porque así dice YHVH: He aquí esta vez arrojaré con una honda a los habitantes del país, Y los afligiré, para que lo sientan.
A éstos tomó Nabuzaradán, capitán de la guardia, y los hizo llevar al rey de Babilonia en Ribla.
Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia, y al resto de la multitud, los llevó cautivos Nabuzaradán, capitán de la guardia.
Os arrojaré pues de esta tierra, a una tierra que ni vosotros ni vuestros padres conocisteis, y allá serviréis a dioses extranjeros día y noche, porque no os mostraré clemencia.
Y así mi pueblo, sin darse cuenta, marcha al cautiverio; Sus nobles mueren de hambre, y el vulgo se abrasa de sed.
Y de tus hijos que saldrán de ti, que habrás engendrado, serán tomados para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
YHVH os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará YHVH.
Y a vosotros os esparciré entre las naciones, y haré desenvainar la espada tras vosotros, y vuestra tierra será devastada, y vuestras ciudades desoladas.
Pero como los higos malos, que de tan malos no pueden comerse, así son aquellos de quienes dice YHVH: Así entregaré a Sedequías rey de Judá, y a sus príncipes y al resto de Jerusalem, los que hayan quedado en esta tierra, y los que habitan en la tierra de Egipto:
El rey Sedequías dijo a Jeremías: Tengo temor de los judíos que desertaron a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me escarnezcan.
Y el rey de Babilonia los hirió y los mató en Ribla, en tierra de Hamat. Así Judá fue llevado en cautividad, fuera de su tierra.
Los capitanes del ejército que estaban por el campo con sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había hecho gobernador de la tierra a Gedalías ben Ahicam, y que le había encomendado a hombres, mujeres y niños, de los más pobres de la tierra, que no habían sido transportados a Babilonia.
Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia real, encargado de exterminar a los sabios de Babilonia.