La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Génesis 3:6 - La Biblia Textual 3a Edicion

Así, vio la mujer que el árbol era bueno para comer,° y que era agradable a los ojos, y que era el árbol deseado para alcanzar conocimiento. Y tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que estaba con ella, y él comió.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

A la mujer le gustó ese árbol que atraía la vista y que era tan excelente para alcanzar el conocimiento. Tomó de su fruto y se lo comió y le dio también a su marido que andaba con ella, quien también lo comió.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Vio la mujer que el árbol tenía frutos sabrosos y que era seductor a la vista y codiciable para conseguir sabiduría; tomó de sus frutos y comió, y dio también a su marido, que estaba con ella. Y también él comió.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido y él comió con ella.

Ver Capítulo

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

La mujer se fijó en que el fruto del árbol sí se podía comer, y que solo de verlo se antojaba y daban ganas de alcanzar sabiduría. Arrancó entonces uno de los frutos, y comió. Luego le dio a su esposo, que estaba allí con ella, y también él comió.

Ver Capítulo
Otras versiones



Génesis 3:6
19 Referencias Cruzadas  

Porque todo lo que hay en el mundo: la codicia de la carne,° la codicia de los ojos,° y la soberbia de la vida,° no viene del Padre, sino del mundo.


Y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, cayó° en la transgresión.°


Y sucedió que a la hora de la tarde, David se levantó de su lecho y se paseaba por el terrado de la casa real, y desde el terrado vio a una mujer bañándose, y la mujer era muy hermosa.


Entre el botín vi un hermoso manto de Sinar, y doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso; los codicié y los tomé, y he aquí están escondidos bajo tierra dentro de mi tienda, y la plata debajo de ello.


Ellos, como Adam,° quebrantaron mi pacto, Allí° me fueron infieles.°


los hijos de Dios° vieron que las hijas del hombre eran hermosas,° y tomaron para sí mujeres de entre todas las que habían escogido.


Y tú, hijo de hombre, no estarás en el día que les arrebate su fortaleza, el gozo de su gloria, el deleite de sus ojos y el anhelo de sus almas, y también a sus hijos e hijas.


Hijo de hombre, he aquí Yo te quito de golpe el deleite de tus ojos. No endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas.


pero Yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.


Di a la casa de Israel: Así dice Adonay YHVH: He aquí, profanaré mi Santuario, gloria de vuestro poder, deseo de vuestros ojos, y anhelo de vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a cuchillo.


Después de estas cosas, aconteció que la mujer de su señor puso sus ojos en José, y le dijo: ¡Acuéstate conmigo!


Y al hombre dijo: Por cuanto has atendido a la voz de tu mujer, Y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: No comas de él, ¡Maldita sea la tierra° por causa tuya! Con fatiga comerás de ella todos los días de tu vida,


Y dijo el hombre: La mujer que pusiste conmigo, ella me ha dado del árbol y he comido.


Hice un pacto con mis ojos: ¿Fijaré la mirada en una doncella?


Y había estado llorando los siete días que duró su banquete, y aconteció que al séptimo día se lo declaró, porque lo acosaba. Ella entonces declaró el enigma a los hijos de su pueblo.


Y se volvió con él, y comió pan en su casa y bebió agua.