Y los ojos de Israel estaban pesados a causa de la vejez, y casi no podía ver. Así pues, los hizo acercarse y los besó y los abrazó.
Génesis 27:1 - La Biblia Textual 3a Edicion Aconteció que envejeció Isaac, y sus ojos se debilitaron hasta no ver. Entonces llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Aconteció que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista, llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. Biblia Nueva Traducción Viviente Cierto día, cuando Isaac ya era viejo y se estaba quedando ciego, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: —Hijo mío. —¿Sí, padre? —respondió Esaú. Biblia Católica (Latinoamericana) Siendo Isaac ya anciano, y con sus ojos tan debilitados que no veía nada, llamó a su hijo mayor Esaú. Como le dijera: '¡Hijo mío!', Esaú respondió: 'Aquí estoy. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Con la vejez, se le nublaron a Isaac los ojos hasta quedarse sin vista. Llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: 'Hijo mío'. Él contestó: 'Aquí estoy'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista, llamó a Esaú, su hijo el mayor, y le dijo: Mi hijo. Y él respondió: Heme aquí. Biblia Traducción en Lenguaje Actual Isaac estaba ya tan viejo, y sus ojos tan gastados, que ya no podía ver. Por eso un día llamó a Esaú, su hijo mayor, |
Y los ojos de Israel estaban pesados a causa de la vejez, y casi no podía ver. Así pues, los hizo acercarse y los besó y los abrazó.
Por ese tiempo aconteció que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse y no podía ver,
Jesús respondió: No pecó éste ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
El día en que tiemblen los guardianes de la casa,° Y se encorven los hombres fuertes,° Y cesen las que muelen,° porque han disminuido, Y se enturbien las que miran por las celosías.°
Y dijo Jacob: ¡Júramelo hoy! Y le juró, y vendió su primogenitura° a Jacob.
Y era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió. Sus ojos nunca se oscurecieron, ni se había debilitado su vigor.
Y así lo hizo la mujer de Jeroboam, y se levantó, fue a Silo y llegó a la casa de Ahías. Y Ahías ya no podía ver, pues sus ojos se habían quedado fijos por la vejez.