Así también vosotros, hermanos míos, se os hizo morir a la ley mediante el cuerpo del Mesías, para que llegarais a ser de otro, del que fue resucitado de entre los muertos, a fin de que diéramos fruto para Dios.
Gálatas 2:19 - La Biblia Textual 3a Edicion Porque yo, por medio de la ley, a la ley he muerto, a fin de vivir para Dios. Con el Mesías he sido juntamente crucificado, Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues, cuando intenté obedecer la ley, la ley misma me condenó. Así que morí a la ley —es decir, dejé de intentar cumplir todas sus exigencias— a fin de vivir para Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) En cuanto a mí, la misma Ley me llevó a morir a la Ley a fin de vivir para Dios.
He sido crucificado con Cristo, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues yo por la ley morí a la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy crucificado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque yo por la ley soy muerto a la ley, a fin de que viva para Dios. Biblia Traducción en Lenguaje Actual Para la ley estoy muerto, y lo estoy por causa de la ley misma. Sin embargo, ¡ahora vivo para Dios! |
Así también vosotros, hermanos míos, se os hizo morir a la ley mediante el cuerpo del Mesías, para que llegarais a ser de otro, del que fue resucitado de entre los muertos, a fin de que diéramos fruto para Dios.
¡De ninguna manera!° porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
quien murió por nosotros, para que, ya sea que estemos despiertos o dormidos,° vivamos juntamente con Él.
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos.
Así también vosotros, consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Jesús el Mesías.°
porque la ley del Espíritu de vida en Jesús el Mesías te ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Él mismo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero,° para que nosotros, habiendo muerto a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas° fuisteis sanados.°
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Porque para esto fue proclamado el evangelio también a los muertos, a fin de que fueran juzgados según los hombres en cuanto a la carne, pero que vivan según Dios en cuanto al espíritu.
¡cuánto más la sangre del Mesías, quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará nuestras° conciencias de las obras muertas para servir al Dios vivo!
quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad° y purificar para sí un pueblo de su propia posesión,° celoso de buenas obras.
Si habéis muerto con el Mesías a los rudimentos° del mundo, ¿por qué, como si vivierais en el mundo, os sometéis a preceptos:
Así que la ley ha sido nuestro tutor hasta el Mesías, para que por medio de la fe fuéramos declarados justos.
y ya no vivo yo, sino que el Mesías vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a sí mismo por mí.
Porque ya habéis muerto, y vuestra vida está escondida con el Mesías en Dios.
Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición. Porque está escrito: Maldito todo el que no permanece en todas las cosas que han sido escritas en el libro de la ley, para hacerlas.°
Si, pues, coméis, o bebéis, o hacéis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo, habiendo sido vendido a la esclavitud del pecado, soy carnal.
Así, la ley entró para que el pecado abundara;° pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia;
Porque la ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
Es decir, a los judíos me hice como judío, por ganar a judíos; a los que están bajo la ley, como quien está bajo la ley (no estando yo bajo la ley), para ganar a los que están bajo la ley;
Pero jamás me suceda gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesús, el Mesías, por medio de la cual el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo.