El que os recibe a vosotros, es como si me recibiera a mí,y el que me recibe a mí, es como si recibiera al que me envió.
Juan 1:12 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento) pero a cuantos le recibieron y creyeron en él les concedió el llegar a ser hijos de Dios. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Biblia Nueva Traducción Viviente pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) pero a todos los que lo recibieron
les dio capacidad para ser hijos de Dios.
Al creer en su Nombre La Biblia Textual 3a Edicion pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero a todos los que la recibieron, a aquellos que creen en su nombre, les dio potestad de llegar a ser hijos de Dios; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. |
El que os recibe a vosotros, es como si me recibiera a mí,y el que me recibe a mí, es como si recibiera al que me envió.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él.
Y no solamente por la nación judía, sino para conseguir la unión de todos los hijos de Dios que se hallaban dispersos.
Mientras Jesús permaneció en Jerusalén durante la fiesta de Pascua, fueron muchos los que vieron los milagros que hacía, y creyeron en él.
Estos han sido narrados para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida eterna en él.
El que cree en el Hijo no será condenado; en cambio, el que no cree en él, ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.
Pues bien, por creer en Jesús se le han fortalecido las piernas a este hombre que estáis viendo y que vosotros conocéis. La fe en Jesús le ha curado totalmente, como podéis comprobar.
Ese mismo Espíritu se une a nuestro propio espíritu para asegurarnos que somos hijos de Dios.
La creación misma espera con impaciencia que Dios descorra el velo de la gloria de sus hijos.
En efecto, todos vosotros, los que creéis en Cristo Jesús, sois hijos de Dios.
Y prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones; y el Espíritu clama: ' ¡Padre! '
Habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, comportaos ahora de manera consecuente.
Fueron esta gloria y esta fuerza las que nos alcanzaron los preciosos y sublimes dones prometidos. De este modo participáis de la misma condición divina, habiendo huido de la corrupción que las pasiones han introducido en el mundo.
¡Qué amor tan inmenso el del Padre, que nos proclama y nos hace hijos suyos! Si el mundo nos ignora, es porque no conoce a Dios.
¿Queréis distinguir a los hijos de Dios de los hijos del diablo? Si no practicáis el bien ni amáis al hermano, no sois hijos de Dios.
Ahora, queridos míos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.
Y éste es su mandamiento: que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros conforme al precepto que él nos dio.