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1 Juan 4:17 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

Nuestro amor alcanza su más alto nivel de perfección cuando, al compartir nosotros ya en este mundo la condición de Cristo, nos hace esperar confiados el día del juicio.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

y al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta hacerse perfecto. Por lo tanto, no tendremos temor en el día del juicio, sino que podremos estar ante Dios con confianza, porque vivimos como vivió Jesús en este mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuando el amor alcanza en nosotros su perfección, miramos con confianza al día del juicio, porque ya somos en este mundo como es El.

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La Biblia Textual 3a Edicion

En esto ha llegado a la perfección el amor entre nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio: que como Él° es, así somos nosotros en el mundo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

En esto culmina el amor entre nosotros: en que tengamos plena confianza en el día del juicio; porque tal como es él, somos también nosotros en este mundo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

En esto es perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como Él es, así somos nosotros en este mundo.

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Otras versiones



1 Juan 4:17
25 Referencias Cruzadas  

Os aseguro que, en el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con más clemencia que ese pueblo.


Bastante es que el discípulo llegue a ser como su maestro,y el criado como su amo. Si han llamado Beelzebul al amo de la casa, ¿qué no dirán de sus familiares?


Por eso, os digo que Tiro y Sidón serán tratadas en el día del juicio con más clemencia que vosotras.


Por eso, os digo que, en el día del juicio, Sodoma será tratada con más clemencia que tú.


Os advierto que, en el día del juicio, cada cual habrá de responder de toda palabra vacía que haya pronunciado.


Si pertenecierais al mundo, el mundo os amaría como cosa propia; pero no pertenecéis al mundo, pues yo os elegí y os saqué de él. Por eso, el mundo os odia.


Yo les he dado a ellos la gloria que tú me diste a mí, de manera que sean uno, como lo somos nosotros.


A quienes Dios conoció de antemano, los destinó igualmente, desde un principio, a reproducir en ellos mismos los rasgos de su Hijo, de modo que él fuese el primogénito entre muchos hermanos.


Una sola vez han de pasar los hombres por la muerte, y a continuación serán sometidos al juicio de Dios.


Y tened en cuenta que será juzgado sin compasión quien no practicó la compasión. La compasión, en cambio, saldrá triunfante del juicio.


Ves, pues, cómo la fe daba fuerza a sus obras, y cómo las obras hicieron perfecta su fe.


El Señor sabe librar de la prueba a los creyentes, y reservar, en cambio, a los impíos para castigarlos el día del juicio;


En cuanto a los cielos y la tierra actuales, la misma palabra divina los tiene reservados para el fuego, conservándolos hasta el día del juicio y de la destrucción de los impíos.


En resumen, hijos míos, vivid unidos a Cristo, para que el día glorioso de su manifestación tengamos absoluta confianza, en lugar de sentirnos abochornados, lejos de su presencia.


Si queréis que el amor de Dios se realice verdadera y perfectamente en vosotros, si queréis saber que vivís unidos a él, guardad su palabra,


pues quien se precia de vivir unido a él, lógico es que viva como vivió Jesucristo.


¡Qué amor tan inmenso el del Padre, que nos proclama y nos hace hijos suyos! Si el mundo nos ignora, es porque no conoce a Dios.


Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos urge a ser cada día más perfectos, como él es perfecto.


Hijos míos, que nadie os engañe; el que practica el bien es santo, como Jesús es santo.


Es cierto que a Dios jamás le vio nadie; pero, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros, y su amor alcanza en nosotros cumbres de perfección.